ESCUCHA LA VOZ DEL RUEGO
Te estoy llamando, Dios mío,
escuchame, por favor;
no vaya a ser tu silencio
causa de mi perdición.
Escucha la voz del ruego,
el balar de tu majada,
cuando elevamos las manos
hacia tu santa morada.
No me mezcles con los malos
cuando elijas tus rodeos;
ellos hablan de la paz
pero su hablar no es sincero.
Tratalos según sus hechos,
según su mala conducta;
del árbol que él mismo planta
hacele comer la fruta.
No conocen tus acciones
ni las obras de tus manos;
volales, Señor, el techo,
que no vuelvan a pararlo.
Bendito el Dios que me escucha,
es El mi fuerza y mi escudo;
de corazón le doy gracias
pues me salvó del apuro.
Es fuerza para su pueblo
y el apoyo de su jefe,
bendice a los que son suyos,
los ampara y los protégé.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V