Los pétalos de mi rosa
A lo largo de los días,
no dejo de pensar
en el aroma,
de los pétalos de mi rosa.
Y a veces intuyo,
que estoy a punto
de enloquecer,
de tanto imaginar,
los arrumacos de sus besos.
Me duele tanto
Me duele tanto
no decirte adiós
cuando me marcho.
Porque se huye de lo malo
y nunca jamás de lo bueno.
Buscándote incansablemente,
cada vez que te ausentas,
haciendo temblar a la tierra.
Letra pequeña
Cuando me hablas,
y permanezco ausente,
--te irritas tanto--,
que me dices con firmeza:
*Despierta ante la llamada,
de la luz de mis ojos,
de la letra pequeña de mi voz,
y de los quejidos de mi alma.
Porque debes estar atento,
guardián de mis sueños.
Para no ser sancionado,
por la flor de mis pétalos*.
Pautas
Deseo sirena de mis mares,
que marques las pautas,
para caminar,
cogido a tus enaguas.
Si lo haces,
no digas nada que no sientas,
para que no se apaguen
los rescoldos,
de mi difuminada luz,
que aún permanecen en ascuas.
Mezclar alientos
No podría mezclar alientos,
en vaho extraño,
de escarchas forasteras.
Porque me daría punzadas
la conciencia,
al perderme en las tinieblas.
Pluma estilográfica
Cuando me regalaste,
la pluma estilográfica,
con tinta roja en sus cepas.
Escribí en las páginas
de mi diario,
las emociones brotadas,
en la efervescencia
de tus sábanas.
Siendo el gemir,
oro puro esmaltado,
y no un falso dorado.
Tatuaje
El poder,
que tiene nuestra pasión,
es profundo.
Y al palparlo deleitosamente,
nos sentimos volar sin alas.
Permaneciendo,
eternamente,
unidos.
Agua de lluvia
Secretos de amores queridos,
y pasiones fogosas vividas.
Ya no sueño con el paraíso,
al haberlo encontrado contigo.
Voz con rostro del pasado,
que avalan los ecos labrados.
Estrella de noches blancas,
que con su luz me guían
sin trabas.
Agua fina de lluvia,
que a borbotones me sacia.
Eres
Eres los brazos de mis noches,
y la alborada de mis días.
Nieve derretida en mi alcoba,
enjambre de mis azucenas.
Flor de miradas hermosas,
tallo sin espinas en tus versos.
Libro sin letra pequeña,
lapicero de bellos recuerdos.
Tintero rebosando afecto,
y papel vestido de blanco.
Violetas y nardos
¡Quién!, es el hombre,
que conseguirá anidar,
en la hermosura de tus fuegos.
Muralla infranqueable,
oasis de flor turquesa,
y albercas encharcadas.
¡Quién!, es el hombre,
que fertilizará tus surcos,
edén de sonrisas y lágrimas.
Orgullo de lo sublimen,
locura esplendorosa en sueños,
y perfumen de violetas
y nardos.
¡Quién!, es el hombre,
¡quién!
Gajos de espigas
Entre los gajos de las espigas,
las alas de los pétalos
de mi rosa,
cubiertas de encajes de seda.
Fluyen como cascadas,
sin derramar grano alguno
en la arena mojada.
Mar, fuego y viento
Perla de diamantes,
rubí de largos turbantes.
Diadema de bosques salados,
cejas de cutis dorados.
Mujer con ventanales abiertos,
que al caminar
suspiros despierta.
Pradera con sus azucenas,
calándome su mar,
su fuego
y sus vientos.
Jazmines y lirios
Perfumen de jazmines y lirios,
gloria de alhelíes y sándalos.
Fragancia de hierbabuena
y albahaca,
incienso de almizcles y nardos.
Vergel de hiedras y geranios,
ramaje hilvanado sus tallos.
Firmamento nuestro creado,
donde tú y yo, nos amamos.
Astillas
No fue un verso,
ni tampoco un poema.
Sino las astillas vanidosas,
de malignos comentarios.
Las que te insinuaron,
nada más surcar los ríos.
Que no remaras a mi lado,
al ser alfileres opuestos.
Pero al hacer caso omiso,
elevándote con vientos locos.
Conseguiste ver la realidad,
porque ellas cuando hablan queman.
Agua transparente que apaga,
maldades y malicias.
Testigo mudo de nuestra fortuna,
maldita sea la envidia.
Me enseñaste
Me enseñaste a ser,
a estar
y a caminar.
Me enseñaste
la honradez
y la bondad.
Me enseñaste a querer,
a sentir
y a pensar.
Me enseñaste
la lealtad
y la dignidad.
Me enseñaste a amar,
y me enseñaste a llorar.
Huellas
A pesar de que fuego a fuego,
tus huellas se reflejan,
en mis cuatro estaciones del año:
primavera, verano, otoño
e invierno.
¡A qué saben tus besos!,
si lo busco y no lo encuentro,
en la Mezquita de Córdoba,
en la Giralda de Sevilla,
en la Alhambra de Granada,
en la Plaza de la Inmaculada
de La Línea,
y en el Patio del Coral
de Algeciras.
¡A qué saben tus besos!
Si lo busco,
y no lo encuentro.
Almohada
Rocío de lunas claras,
y bosques de aguas bravas.
Paz que en la alcoba queda,
al despertar en mi almohada,
los brazos de sus palabras.
Flor de mi canela
Al florecer sin lágrimas,
la flor de mi canela.
Hace brotar el néctar,
que encadenado tiene,
suspirando entre rejas.
Desnuda
Desnuda tengo el alma,
vestida está la gloria.
Riachuelos y veredas,
guiándome,
hasta sus entrañas.
Blanca paloma
Tengo encendidas las rocas,
los lirios iluminados.
Y las alas
de su blanca paloma,
me hacen estar embrujado.
Arco iris
Aunque esté flotando
en el arco iris,
de tus altos vuelos.
Tengo los pies en la tierra,
para aromatizar juntos,
la respiración y el aliento,
los proyectos y los sueños.
Y cuando estén tallados,
se convertirán en diamantes,
al ser la sirena de mis oleajes,
y yo el príncipe de tus mares.
Tú y yo
Al ser tú y yo,
un todo en uno,
grabado a sangre y fuego.
Siempre estaremos ahí,
sin poder ser borrados.
Volcán derretido en lavas
Cuando provocas
que me desborde.
Me envuelves en espumas
de arenas movedizas,
con tal intensidad.
Haciendo que brote en mí,
un volcán derretido en lavas,
quemando tus baladas.
Deseando,
seas buen arroyo,
para mis diluvios.
Porque el agua desbordada,
debe discurrir por donde,
la naturaleza le indica.
Lágrimas
Que la sal de mis lágrimas,
se solidifiquen,
para el resto de mis días.
Y queden prisioneras,
como piedra pómez dulcificada.
Siendo preñadas
por tus frecuencias,
que saben mucho de amor
y nada de turbulencias.
A tu lado
A tu lado,
al ser eco de mis pasos.
El lago cubierto de hielo,
remonta su temperatura,
hasta convertirse en fuego.
Y una vez desaparecida la cal,
desenrosco las compuertas.
Hoy amor
Hoy.
Amor,
al brillar más que el sol.
Me has hecho ver,
tu caudal humano,
cuando me has preguntado,
¿por qué lloro?
Un deseo
Pide un deseo,
que se cumplirá.
Lo mismo que sucedió,
en ese minuto especial,
que hizo,
que permanezcamos juntos,
sin que trecho alguno
nos distancie.
Complementos
Si ha anidado en nosotros,
la savia de la felicidad,
con su alianza en las alas,
y un ramito de romero
en el pico.
Es porque somos complementos
directos, indirectos
y circunstanciales.
Aire
Sentir que abarca las distancias,
aunque la nuestra se recorre
sin dar un paso.
De lo contrario,
caminaremos sin progresar,
al traspasar entre ambos el aire.
Mariposa
Bajo el azul de los cielos,
y el albero de la tierra.
Me encuentro en los surcos,
de los tallos de mi rosa,
abonándolos con mis manos.
Gota a gota
Sueño tumbado entre chopos,
a orillas de un atardecer sonoro.
Con tu rocío sin voces,
que gota a gota me baña.
Subiéndote a los altares
mis besos.
Y yo en tus gemidos,
a la gloria.
Sólo
Sólo la lluvia que desprendas,
anegará mi alma,
que permanece varada,
en los mástiles de tu barca.
Y cuando
el huracán nos alcance,
palpitarán nuestros sauces.
Brasa de leña
Brasa de leña,
que con su incandescencia tuesta,
el vino amargo de las tascas,
las aguas estancadas
de las charcas
y las espigas de los trigales
de tu belleza.
Pólvora mojada
Cuando desbordada me dices,
que soy la miel
que necesitas.
Arden mis escarchas,
con la pólvora mojada,
de tus lágrimas.
Tu pasado
No me importa tu pasado,
no me preocupa tu futuro.
Tan sólo me interesan,
los instantes sin respiración,
en los ratos que compartimos,
escuchando el latir,
de la jaula de tus grillos.
Cuando te cruzaste
Cuando te cruzaste conmigo,
en la primavera de aquella tarde.
Se me cristalizaron las huellas,
al sortear la alambrada de espinos,
para alcanzar el brío de tu castillo.
Convirtiéndote desde entonces,
en la luz de mis versos,
y en las ascuas de mis poemas.
Con un…
Con un sólo signo,
con un sólo gesto,
o con una sola voz,
me lo dices todo.
Y yo te respondo.
Te quiero.