En 1963, Jack Kennedy visitó Berlín y frente al Muro tuvo probablemente uno de sus mejores momentos, si no el mejor, al dar el discurso al que se aferrarían con orgullo los berlineses occidentales durante décadas.
Momento del célebre discurso "Ich bin ein Berliner"
Dos mil años hace que se hiciera alarde de que se era “Civis Romanus sum”. Hoy en el mundo de la libertad se hace alarde de que “Ich bin ein Berliner”.
Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende o dice que no lo comprende cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen que el comunismo es el movimiento del futuro. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen en Europa y en otras partes “nosotros podemos trabajar con los comunistas”. Decidles que vengan a Berlín.
Y hay algunos pocos que dicen que es verdad que el comunismo es un sistema diabólico pero que permite un progreso económico. Decidles que vengan a Berlín.
La libertad tiene muchas dificultades y la democracia no es perfecta. Pero nosotros no tenernos que poner un muro para mantener a nuestro pueblo, para prevenir que ellos nos dejen.
Quiero decir en nombre de mis ciudadanos que viven a muchas millas de distancia en el otro lado del Atlántico, que a pesar de esta distancia de vosotros, ellos están orgullosos de lo que han hecho por vosotros, desde una distancia en la historia en los últimos 18 años.
No conozco una ciudad, ningún pueblo que haya sido asediado por dieciocho años y que vive con la vitalidad y la fuerza y la esperanza y la determinación de la ciudad de Berlín Occidental.
Mientras el muro es la más obvia y viva demostración del fracaso del sistema comunista, todo el mundo puede ver que no tenemos ninguna satisfacción en ello, para nosotros, como ha dicho el Alcalde, es una ofensa no solo contra la historia, sino también una ofensa contra la humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas y hermanos y hermanas y dividiendo a la gente que quiere vivir unida.
¿Cuál es la verdad de esta ciudad de Alemania? La paz real en Europa nunca puede estar asegurada mientras a un alemán de cada cuatro se le niega el elemental derecho de ser un hombre libre, y que pueda elegir un camino libre.
En dieciocho años de paz y buena confianza esta generación de alemanes ha percibido el derecho a ser libre, incluyendo el derecho a la unión de sus familias, a la unión de su nación en paz y buena voluntad con todos los pueblos.
Vosotros vivís en una defendida isla de libertad, pero vuestra vida es parte de lo más importante. Permitirme preguntaros a vosotros como yo concluyo, elevando vuestros ojos por encima de los peligros de hoy y las esperanzas de mañana, más allá de la libertad meramente de esta ciudad de Berlín y todos los pueblos de Alemania avanzan hacia la libertad, más allá del muro al día de la paz con justicia, más allá de vosotros o nosotros de toda la humanidad.
La libertad es indivisible y cuando un hombre es esclavizado ¿quién está libre? Cuando todos son libres, ellos pueden mirar a ese día, cuando esta ciudad está reunida y este país y este gran continente de Europa esté en paz y esperanza.
Cuando ese día finalmente llegue y la gente del Berlín Occidental pueda tener una moderada satisfacción en el hecho de que ellos están en la línea del frente casi dos décadas.
Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombres libres, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”
Jack Kennedy : berlinés.
El círculo se cerraría durante el 750 aniversario de la fundación de Berlín, en 1987, cuando Ronald Reagan, con la Puerta de Brandenburgo de fondo declarase:
Secretario General Gorbachov, si usted busca la paz, si usted busca la prosperidad para la Unión Soviética y el Este de Europa, si usted busca la liberación, venga aquí, a esta puerta señor Gorbachov, abra esta puerta. Señor Gorbachov: ¡eche abajo este muro!
Evidentemente no le hicieron mucho caso y sus palabras fueron calificadas por Tass como una provocación bélica nada menos; pero algo se estaba moviendo ya en el bloque comunista y 29 meses después, el Muro caería.
Sube la marea
El 23 de Agosto del 89, las autoridades húngaras decidieron suprimir las barreras físicas de su frontera con Austria, y durante ese verano 13.000 “turistas” alemanes orientales aprovecharon para hacer un pic-nic que cambió el mundo.
Ante esta situación, los húngaros decidieron que ningún alemán oriental podrían salir de Budapest, a lo que muchos respondieron refugiándose en la embajada de la RFA y rehusando volver a la RDA. Alemania Oriental prohibió entonces los viajes a Hungría. Pero ya estaba en marcha algo muy grande, demasiado grande como para poder pararlo. Checoslovaquia se unió a la fiesta y aunque la RDA no vetó los viajes a Praga suponiendo que los trenes que de ahí iban al Oeste debían pasar inevitablemente por su territorio y ya tendrían tiempo de parar a los “traidores”. Pero la cosa se les iba de las manos por momentos.
En Septiembre las manifestaciones se sucedían por toda Alemania del Este. Eran manifestaciones de gente que pedía pacíficamente poder viajar y moverse a donde se le antojara, las “manifestaciones de los lunes” empezaron en Leipzig el 4 de Septiembre, cuando sintiéndose respaldados por la iglesia luterana los habituales de la Iglesia de San Nicolás se reunieron en la plaza Karl Marx -hoy AugustusPlatz- y a ellos se fueron unieron otros muchos germanorientales al grito de Wir sind das Volk! : ¡nosotros somos el pueblo!. Viendo esto a través de la televisión de la RFA, la idea se propagó por toda la RDA, y pronto en las plazas de todas las ciudades se repetiría la misma escena.
Para el 9 de Octubre, lo que había comenzado como una reunión de unos pocos asiduos de San Nicolás, se había convertido en una manifestación de 75.000 personas en una ciudad de 500.000 habitantes. Para el 4 de Noviembre, un millón de personas gritaban “Wir wollen raus!” : ¡Queremos salir!, en la AlexanderPlatz de Berlín Este.
En este clima se precipitaban los acontecimientos. Erick Hoenecker, que durante muchos años dirigió con mano de hierro la RDA y en Enero de ese mismo 1989 había declarado que ”el Muro durará cien años más”, demostrando una visión de futuro digna de otro que pronosticó mil años a no sé que cosa, renunció el 18 de Octubre.
Su puesto lo ocupó Egon Krenz, quien por fin autorizó a los refugiados en la embajada de la RFA en Praga que se encontraban en condiciones lamentables, a viajar al Oeste, produciéndose escenas dantescas cuando al detenerse los trenes en Dresde, la policía intentaba evitar que la gente saltase a los vagones.
No tengo un gran número de amigos. De hecho, no acepto algunos. Además he borrado algunos con el tiempo, debido a la forma en que se manejan. Estoy feliz de tenerte porque estás entre mis mejores amigos. Ahora voy a ver quién se tomará el tiempo para leer este post hasta el final. Siento curiosidad por ver quién cuida del vínculo que estoy tratando de crear. Gracias por ser parte de mi vida. Copia y pega esto en tu página. Por favor, no compartir. Esto es un poco de prueba, solo para ver quién lee y aquellos que comparten sólo sin leer. Si has leído todo, selecciona “me gusta” y luego copia y pega en tu perfil, para que yo pueda poner un comentario.
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JUANITA
Suele suceder q algunos entran dejan sus exposiciones y se van
sin ver lo q otros han dejado sus esfuerzos,
tiempo y dedicación
todos podemos contestar por simple educación valorando el trabajo de los otros aunq ya se
,
algunas veces no
tenemos tanto tiempo, se comprende, siempre vamos por la vida con tanta prisa
dependiendo de nuestras ocupaciones nos
den un respiro para sentarnos y contestar
seamos un tanto conscientes respetando el tiempo de los demás al exponer