Desde hace más de 20 años Estados Unidos y Vietnam restablecieron sus relaciones comerciales, congeladas con la guerra. En febrero de 2016 Vietnam firmó su integración alAcuerdo Transpacífico de Cooperación Económica(TPP, por su sigla en inglés).
La inclusión de Vietnam en el TPP tiene detractores en Washington. Aunque restablecieron relaciones, la postura histórica de Estados Unidos es señalar al Gobierno del país asiático como "un régimen totalitario"; esa opinión tiene su origen en que Vietnam, contra todo pronóstico, ganó la guerra que lleva su nombre (1955-1975).
Desde 2015 se acentuaron los esfuerzos de Obama por afianzar las negociaciones del TPP con Vietnam. Ese año el mandatario recibió en la Casa Blanca a Nguyen Phu Trong, líder del Partido Comunista de Vietnam.
El liderazgo del Partido Comunista de Vietnam es tan significativo como cualquier cargo del Gobierno por tratarse de la cúpula política histórica del país. La reunión con Obama tuvo tres temas principales: comercio, cooperación en defensa y derechos humanos.
Estados Unidos plantea la relación como un efecto ganar-ganar. Por una parte, abre la posibilidad a levantar el veto de venta de armas a Vietnam, sin haber establecido condiciones hasta el momento. Por otra parte, intensificar su “cooperación” en el marco del TPP sellaría la alianza con otro país asiático -además de Japón-, muy conveniente en sus relaciones con China.
Sobre China
La pretensión de alianza de Estados Unidos con Vietnam se registra paralelo a la preocupación de Occidente por el fortalecimiento marítimo de China, país al que el Banco Mundial le pronostica un crecimiento económico de 6,5 por ciento para 2017.
China y Vietnam tienen en común una frontera terrestre y la disputa por pequeños islotes en el Mar Meridional de China. Politólogos coinciden en que Estados Unidos no reclama mar, pero espera poder contener el ascenso de China en Asia.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, declaró en marzo pasado que su país y Vietnam trabajan en la seguridad en el Mar Meridional de China y destacó que el tema incluye “intereses mutuos”.
Las islas artificiales de China tienen valor geoestratégico: sus aguas acogen un tercio del tráfico mundial marítimo y contienen importantes reservas pesqueras que suministran alimentos a la región.
Varias de esas islas son reclamadas por países como Filipinas, Vietnam, Malasia, entre otros. China alega que las islas Paracel y Spratly le pertenecen históricamente; Vietnam argumenta que tiene documentos como pruebas de que gobernaron las islas; mientras que Filipinas busca adjudicárselas por su proximidad geográfica.
Algunas de las islas se inundan cuando sube la marea y otras están sumergidas permanentemente. También se cree que almacenan yacimientos de petróleo y gas.
A finales de 2015 un buque de guerra estadounidense navegó sin permiso por esas aguas, y marcó el inicio de la polémica.
Hegemonía económica
El presidente estadounidense Barack Obama declaró a finales de 2015 que su país no permitiría que China lidere la economía mundial.
“No podemos permitir que países como China escriban las reglas de la economía global. Nosotros debemos escribir esas reglas, abriendo nuevos mercados a los productos estadounidenses, estableciendo altos estándares para la protección de los trabajadores y preservando nuestro medio ambiente", expresó Obama tras la primera firma del TPP con Japón y otras naciones.
Cables filtrados por WikiLeaks revelan que grandes industrias que operan en América del Norte, Sur y Asia, obtendrían con el TPP poderes para desafiar regulaciones, acciones y decisiones de tribunales de gobiernos soberanos ante tribunales organizados bajo el Banco Mundial o las Naciones Unidas.