Beneficios inesperados del efecto placebo
La fe del paciente, sea en el médico, la receta, etc., es determinante en el éxito de su recuperación.
El efecto placebo, la curación de alguien por sugestión inconsciente en respuesta a un tratamiento legítimo o imaginario, es un fenómeno de aceptación generalizada. “Los tratamientos con placebos estimulan respuestas fisiológicas reales en anomalías como calamidades dolorosas, depresión, ansiedad, fatiga y hasta en algunos de los síntomas de la enfermedad de Parkinson”, escribe la periodista Cara Feinberg en la revista de la Universidad de Harvard (‘Harvard Magazine’).
La comprensión de este hecho, aunque ha tenido avances promisorios, está aún en pañales. Dependiendo de las creencias de los pacientes y de la locuacidad de los sanadores, sus beneficios se atribuyen con frecuencia a intervenciones metafísicas como milagros de santos, limpiezas de auras, ajustes del prana o reactivaciones del qi. Los logros inexplicables del efecto placebo han disparado tanto las expectativas de recuperación de millones de dolientes como el interés del mundo académico. Ya hay progresos interesantes tanto en el conocimiento de su funcionamiento como en otros hallazgos laterales de las investigaciones.
Aunque en el sentido médico la palabra ‘placebo’, una sustancia recetada más para complacer al paciente que para curarlo, solo comenzó a usarse en el siglo XVIII, metafóricamente podemos pensar que fue Jesucristo mismo el descubridor del fenómeno; él lo denominó ‘fe’.
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MACHI V