Compañía. Cuando niño indefenso dependí de ti. Mi refugio eres, durante la tormenta. Inseguro, como avecilla que recién sale de su nido. Temeroso, ante cada nueva batalla en esta lucha. Una luz, siempre en mi auxilio he tenido. El tiempo, me ha enseñado amar a mis compañeros. Solitario, cual lobo sin manda me siento al final de la jornada. Lo cierto es, que la providencia mi gran compañera me auxilia. La noche llega con su silencio, ella me compaña como viejos amigos. Cada noche, curo mis heridas satisfecho por lo recorrido. Gota a gota, llego a mis metas con asombro y emoción. Una mente. que se rehúsa ante las barreras. Un corazón, que lucha a cada paso por continuar su camino. Un camino, que no da tregua, pues intenso es. Un sentimiento de soledad, me ataca sin aviso. Una nueva prueba que rendir al alba, una emoción. Un viajero más, que hace compañía en esta fuerte travesía. Un testigo, de las maravillas del Creador. Un viajero, en una caminar por nuevos rumbos Un pequeño descanso, para reanudar este gran viaje. Una palabra, que anime un espíritu cansado. Un recuento, de lo ganado para continuar. El Creador nos da un ángel de compañía. Por prof. Luis Horacio Cerdas Mora. Derechos reservados.
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