Que Dios te acompañe.
Me viste crecer.
Compartiste gran parte de mi vida.
Limpiaste mis heridas.
Me diste sombra y luz cuando la necesite.
Escuchaste al niño, al joven y al adulto de hoy.
Compañero en mis justas.
Padre por convicción.
Luz de mis días de soledad.
Oído atento cuando fue necesitado.
Brazo firme en mis primeros pasos.
Luz que alumbra mis días, aunque no te vea.
Te cuidé como compañero en tus malos días.
Descansas pues es lo justo.
Desamparados no nos dejas pues aprendimos de ti.
Orgullo pues nos diste ejemplo en tu vida.
La vida no es clara en sus acciones, solo pasan.
Historias de vida dejas en tus páginas de vida.
Honor y gloria en tu lucha constante.
El señor te recibe, pues a un nuevo hogar partes.
Soledad nos queda por tu ausencia.
Eres libre de tus cadenas y puedes volar, alguien te espera.
El Creador es sabio en sus decisiones.
Por prof. Luis Horacio Cerdas Mora.
Derechos reservados.