Reflexiones en Tristeza Sostenida…
(A mi esposa Marcia)
Se escapa el viento sobre el mar
en este tiempo extraño
cuando los hombres se rascan la cabeza
sin saber que hacer.
Viaja el viento y viaja la vida
y con él se van las esperanzas de los hombres
a pesar del canto permanente de los ángeles
que han tratado de impedirlo.
Pareciera que estamos condenados
a la ignorancia repetida
en los páramos que llamamos ciudades
mientras el odio se pasea impune por sus calles.
Se marcha el ángel cabizbajo
abatido por la incomprensión humana.
No fue ese el plan original para los hombres.
Ellos no fueron diseñados para vivir de esta manera,
en este desierto de amor
en este temor
a las inesperadas bombas ocultas,
al rencor codificado en los palacios,
a la ambición rampante de las fortunas,
a los vampiros que beben la sangre del planeta,
a la ignorancia repetida de los líderes mundiales,
a las embarcaciones cargadas de sueños
que zozobran en medio de las islas,
a los peregrinos desesperados
que cruzan las fronteras
y que ahora llaman ilegales,
como si hubieran zonas vedadas en el planeta,
a los mentirosos de toda la historia,
los corruptos y los hipócritas
que nos vendieron una historia falsa
para abultar sus bolsillos de monedas.
Se espantan los ángeles
ante la estupidez humana
incontablemente repetida
sostenida
por los siglos y los siglos.
¿Y tú, bella doncella?
la que me acompaña desde hace siglos y milenios
sin pedir nada, ni esperar una palabra mía.
Tú que te vuelcas en amor
hacia el viejo peregrino.
Que llenas su vida de ternura
Que le envías palabras de dulzura
¿Qué podemos hacer tú y yo
para detener esta locura?
¿Será amarnos sin condiciones,
sin palabras, sin versos, sin poemas?
¿Será sacrificarnos
en el altar del tiempo
y orar para que el hombre aprenda?
¿Cuál es la magia que usaremos?
¿Cuál el conjuro, cuál es la invocación
que nos permita mitigar
la insensatez planetaria?
¿Cómo guardar silencio
ante el holocausto que se avecina,
mientras los rebeldes se entretienen
en la orillas y en los lupanares del mundo?
¿Podemos hacer algo, acaso?
Rafael Vásquez
Compartido con mucho amor y añoranza,