-- Domingo 15, Enero 2017:
Segundo Domingo del tiempo ordinario
San Pablo de Tebas, San Francisco Fernández de Capillas
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo : “He visto y doy este testimonio: él es el Hijo de Dios”
Isaías 49,3.5-6.
El me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré".
Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza.
El dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra".
Salmo 40(39),2.4.7-8.9.10.
Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto, temerán
y confiarán en el Señor.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy».
En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón».
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
Tú lo sabes, Señor.
1 Corintios 1,1-3.
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Juan 1,29-34.
Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel".
Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo'.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre el bautismo de Jesucristo y sobre la Epifanía
“He visto y doy este testimonio: él es el Hijo de Dios”
Cristo se manifestó a todos no en el momento de su nacimiento sino en el momento de su bautismo. Hasta este día, eran pocos los que le conocían; casi todos ignoraban que existiera y que estaba con ellos. Juan Bautista decía: “Hay entre vosotros uno que no conocéis” (Jn 1,26). El mismo Juan, hasta su bautismo ignoró quien era Cristo: “Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien verás descender y posar el Espíritu, éste es el que bautiza con Espíritu Santo’”…
En efecto, ¿cuál es la razón que da Juan de este bautismo del Señor? Era, dice, para que fuera conocido de todos. San Pablo lo dice también: El bautismo de Juan era signo de conversión, diciendo al pueblo que creyera en aquél que había de venir después de él” (Hch 19,4). Es por eso que Jesús recibe el bautismo de Juan. Ir de casa en casa presentando a Cristo diciendo que era el Hijo de Dios, es lo que hacía difícil el testimonio de Juan; conducirlo a la sinagoga y señalarlo como al salvador hubiera hecho poco creíble su testimonio. Lo que confirmó el testimonio de Juan sin ninguna duda alguna fue que, en medio de una muchedumbre reunida a la orilla del Jordán, Jesús recibió el testimonio dado con toda claridad desde lo alto del cielo, y se vio descender sobre él al Espíritu Santo en forma de paloma.
“Yo mismo no lo conocía” decía Juan. ¿Quién, pues, te lo ha hecho conocer? “El que me envió a bautizar”. Y ¿qué es lo que te ha dicho? “Aquel sobre quien verás bajar y posar el Espíritu Santo, éste es el que bautiza con Espíritu Santo”. Es, pues, el Espíritu Santo quien revela a todos aquél de quien Juan había proclamado las maravillas, bajando le señala, por así decir, con su ala.
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MACHI V