LA ENFERMEDAD
Padre, prometiste que jamás dejarías de contestar cualquier petición que Tu Hijo pudiese hacerte.
No importa dónde esté, cuál parezca ser su problema o en qué crea haberse convertido.
Él es Tu Hijo, y Tú le contestarás.
El milagro es un reflejo de Tu Amor, y, por lo tanto, es la contestación que él recibe.
Tu Nombre reemplaza a todo pensamiento de pecado, y aquel que es inocente jamás puede sufrir dolor alguno.
Tu Nombre es la respuesta que le das a Tu Hijo porque al invocar Tu Nombre él invoca el suyo propio.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
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