“Introdúzcase en la vagina de la acusada cuanto podáis. Fijaos bien que toque fondo pues es menester que las puntas claven el útero pecador.
Girad el tornillo y las palancas abrirán cuanto queráis las tres fojas de la pera, causando grande dolor a la acusada; mas tened en cuenta que al desgarrar el útero con las afiladas puntas, la hemorragia podría arrebataros a la impía antes de terminar el interrogatorio.
Tened la seguridad que la acusada confesará cuanto queráis y así podréis condenarla a la hoguera con la conciencia tranquila.
Y si acaso no confesase, esto será la prueba fehaciente de que esta poseída por Satanás quien la libra del dolor y también podréis quemarla.
Su construcción en latón evita la herrumbre y cualquier pieza que fallase le será enviada sin cargo alguno a nuestro monasterio mas cercano”.
Coño, la verdad es que se han dado gusto torturando mujeres, esos malditos locos.
Pero talvez ellas estén más locas, cuando obedientemente llenan aun sus templos.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V