ESCUCHA LA VOZ DEL RUEGO Te estoy llamando, Dios mío, escuchame, por favor; no vaya a ser tu silencio causa de mi perdición.
Escucha la voz del ruego, el balar de tu majada, cuando elevamos las manos hacia tu santa morada.
No me mezcles con los malos cuando elijas tus rodeos; ellos hablan de la paz pero su hablar no es sincero.
Tratalos según sus hechos, según su mala conducta; del árbol que él mismo planta hacele comer la fruta.
No conocen tus acciones ni las obras de tus manos; volales, Señor, el techo, que no vuelvan a pararlo.
Bendito el Dios que me escucha, es El mi fuerza y mi escudo; de corazón le doy gracias pues me salvó del apuro.
Es fuerza para su pueblo y el apoyo de su jefe, bendice a los que son suyos, los ampara y los protege. COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V |