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General: LA NIÑA MOSTRUASA
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: nania2  (Mensaje original) Enviado: 22/09/2017 08:59



La niña monstruosa en tiempos de Carlos III


En el Madrid de la Ilustración todo lo extraño, diferente o curioso, era motivo de examen e investigación. Carlos III, gran entusiasta de las ciencias naturales, quizá se interesó por conocer el suceso que vamos a narrar.
En el mes de septiembre de 1784, a dos años de la aprobación del proyectado Real Gabinete de Historia Natural y a cuatro del fallecimiento del monarca, entraba en la villa y corte una niña muy peculiar.

Del pueblo de Cantalejo (Segovia) llegaban el matrimonio de labradores Juana Sanz y Julián Zamarro con su única hija, de la que conocemos mucho pero no su nombre. Hasta el mes de octubre estuvieron en Madrid exhibiendo el cuerpo de la criatura al público.

Lo que asombró al pueblo madrileño y llamó la atención de los doctos señores que la examinaron, fue el tamaño de la pequeña, que contaba entonces un año y tres meses de edad.
La niña cantalejana pesaba “tres arrobas y cinco libras”, medida utilizada en aquellos tiempos y cuyo equivalente en kilos es 36,282 Kg.

Una arroba= 11,339 x 3= 34,017 Kg.
Una libra= 0,453 x 5= 2,265 Kg.

Nacida con un peso y tamaño normal, a los tres meses de edad había comenzado la evolución de un crecimiento antinatural. Lo curioso es que no se le había dado “otro alimento mas que la teta”. 
Si tenemos en cuenta que hoy el peso de una niña oscila a los quince meses entre los 8,4 y 12,5 kilogramos, los datos son asombrosos.

Los médicos, después de un pormenorizado análisis, dictaminaron que siendo sus proporciones normales y su aspecto saludable, la niña carecía de cualquier signo de monstruosidad. Su desarrollo extraordinario era genético a decir de las conclusiones a las que llegaron los galenos y que rezan en la noticia que publicamos: la “grosura no procede de monstruosidad, sino de robustez y buena complexion de sus padres ; lo cierto es, que estos manifiestan mucha sanidad, y confiesan que siempre han sido enemigos de manjares nocivos y licores ardientes.”


No era algo novedoso. Por todos es conocida la historia de la burgalesa Eugenia Martínez Vallejo, “la niña monstrua de los Austrias”, cuya fisonomía conocemos gracias a los retratos que Juan Carreño de Miranda le hizo por encargo de Carlos II.

A los seis años de edad, Eugenia pesaba “cinco arrobas y veinte y una libras”, es decir, 66,208 Kg. Estos datos los obtenemos de la descripción que el Museo del Prado hace sobre el óleo de Carreño [1] y donde cita al cronista Juan Cabezas y su “Relación verdadera en que se da noticia de los prodigios de la naturaleza que han llegado a esta Corte, en una Niña Gigante llamada Eugenia Martínez de la Villa de Barcena, del arzobispado de Burgos.” , aparecido, según consta en otras publicaciones, en 1680.

Cita el artículo:

“Es -escribía- blanca y no muy desapacible de rostro, aunque le tiene de mucha grandeza. La cabeza, rostro, cuello y demás facciones suyas son del tamaño de dos cabezas de hombre, con poca diferencia. La estatura de su cuerpo es como de mujer ordinaria, pero el grueso y buque como de dos mujeres. Su vientre es tan desmesurado que equivale al de la mayor Mujer del Mundo, quando se halla en días de parir. Los Muslos son en tan gran manera gruesos y poblados de carnes que se confunden y hacen imperceptible a la vista su naturaleza vergonzosa. Las piernas son poco menos que el Muslo de un hombre, tan llenas de roscas ellas y los Muslos, que caen unos sobre otros, con pasmosa monstruosidad, y aunque los pies son a proporción del Edificio de carne que sustentan, pues son casi como los de un hombre, sin embargo se mueve y anda con trabajo, por lo desmesurado de la grandeza de su cuerpo. El qual pesa cinco arrobas y veinte y una libras, cosa inaudita en edad tan poca.”




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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 23/09/2017 02:52
  


 
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