LA NOSTALGIA
(Por Armando Caicedo)
Qué paranoia! Desde que la autoridad
competente empezó a apretarnos a los inmigrantes nuestras glándulas más
sensibles, noto que mis paisanos lucen melancólicos.
Lo empecé a notar cuando un cuasi
pariente, casado con mi prima segunda, me llamó para consultarme sobre una
dolencia que aqueja a su mujer.
-
Dígame los síntomas –improvisé con voz de
ginecólogo.
-
Ella siente algo indefinido, que le sube
y le baja.
-
Ajá… ¿Se le habrá caído algo?
-
Quizás los párpados y la papada, y las
demás cosas que se le caen a una señora cincuentona que ya sobrepasó la edad de
merecer.
-
Cretino, me refiero a que si se le cayó
la autoestima.
-
Me huelo que sí.
-
Á…¿Habla mal del gobierno?
-
No. Ahora la noto más resignadita. Pero
se queja de todo: del clima, del transporte, del costo de la vida, deel alza de
la gasolina, de los escándalos corporativos, del desplo9me del dólar, de los
seguros de salud.
-
Usted cumple con ella?
-
Cada semana le doy el cheque.
-
No, me refiero a eso. ¿Cuándo fue la
última ocasión que le sopló al oído sus propuestas indecentes?
NOTA: Mi
pariente político (que apunta todo) lleva 3 semanas buscando el papel donde
escribió la fecha.
Yo,
preocupado por los padecimientos de mi parienta, me adelanté a investigar qué
diablos nos está sucediendo a millones de inmigrantes.
Anoche
se me iluminó el cerebelo.
Creo que
estamos aquejados de aquel antiguo “mal de los viajeros”, que se llama la
“nostalgia”.
El
diccionario define la palabreja como: “Sentimiento
de pena o tristeza que produce la ausencia de la Patria o de las personas
queridas”.
Semejante
sensación –“como de morir quisiera” – se desencadena por las razones más
extrañas: Por ejemplo, al escuchar música vieja. Al brindar con pisco, ron,
tequila, vino o aguardiente. Ante el milagro de un postre “como los que
preparaba mi abuela”. Al repasar un álbum de fotografías de la familia. O al
encontrar a un paisano –medio borracho y perdido- en el antepenúltimo rincón
del universo.
La
nostalgia tiene su origen en dos palabras griegas “nostos” que expresa “el
arribo a otro país”, y “algos, que significa “tristeza o dolor”
Para que
este mal no se nos trepe pierna arriba y resulte afectando nuestras relaciones
sociales, laborales, e incluso, las de pareja, aquí va un rápido test, sólo
para inmigrantes.
¿Qué tan
invadido te encuentras por la traicionera “nostalgia”?
1.-
¿Puede oler la presencia de un paisano inmerso entre un bus repleto de
trabajadores?
2.-
¿Sabes con exactitud cuántos kilómetros hay –en línea recta- desde donde vives,
hasta tu pueblo?
3.-
¿Gracias al internet conoces más chismes de tu pueblo que cuando estabas en
casa?
4.-
¿Silbas el “Happy Birthday” pero prefieres cantar “Las Mañanitas”?
5.-
¿Sigues la cotización diaria del dólar en tu país?
6.-
Entre 523 tarjetas telefónicas que hay en el mercado, ¿reconoces aquellas que
por miserables 5 dólares te permite una “corta” llamada de 300 minutos a tu
pueblo?
7.-
¿Guardas entre la billetera una bandera de la Patria?
8.-
¿Recitas de memoria la alineación de la Selección Nacional, y cuando ella
pierde, sientes que se te arruga el miocardio?
9.-
¿Prefieres el rock en español a un concierto de Bruce Springsteen?
10.- Si
estuvieras ante la alternativa de conceb ir a un hijo en inglés o en español,
¿te inclinarías por el método vernáculo?
CALIFICACION:
A.
De 1 a 4 respuestas,
con “Sí”: La nostalgia la tienes bajo
control
B.
De 5 a 9 respuestas,
con “sí”: Enjuágate esa lágrima
nacionalista, y trata de sorber los mocos sin hacer mucho ruido.
C.
Todas tus respuestas
son “sí”: Una visita sorpresa a tu pueblo
resultará más barato que un tratamiento antidepresivo con Prozac.
D.
Todas tus respuestas
son “no”: ¡Cuidado al despertar! Estás
bajo la influencia del “sueño americano”.
YO SOY EL MEJOR EJEMPLO DE QUE CUALQUIERA
PUEDE ALCANZAR EL “SUEÑO AMERICANO”, SIN IMPORTAR DE QUE PLANETA UNO VENGA.
Atentamente, SUPERMAN
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V