Soy en tu lámpara, que el roce alienta, tibio temblor de llama amarillenta, luz que casi agoniza, fuego medio dormido en la ceniza. Si acaso en ti muriera, entiérrame en ti misma, compañera.
Discretamente escribo con una cierta melancolía, como una melodia agradable de recordar, como un toque de ligera fantasía, que hace que los versos se vuelvan como un paisaje de ternura y armonía.
Caminos de lluvia, sol desmesurado, sentidos embriagados, viento de todos los colores con cascabeles de plata dorados.
Poco a poco las luces se encienden, escribo ensanchando la subtil telaraña de mi vida, aprecio la ternura, el cariño, la amistad, estos valores hermosos y de lealtad que escucho cada dia
Acariciando cada instante cada palabra, cada voz, en mi inmenso corazón, donde todos los seres y las almas nobles tienen cabida, donde busco toda evidencia de la verdad, donde busco la sinceridad de una conversación de amistad.
Extraigo las hojas una a una de un árbol marchito, esperando ver brotar la vida y la esperanza de nuevas hojas verdes, que me envuelva el corazón y el alma de expectativas humanas, nobles y alegres.
Dos hojas verdes están brotando, siento bombear mi corazón a un ritmo acelerado, las fertilizo cada dia, deseo que estas dos hojas sean perennes en mi vida.