Origen e historia
Según la ortografía de la lengua española, el signo de interrogación viene de los carolingios ( VIII - IX d. C.) y este se usaba para cerrar tanto preguntas como exclamaciones.
En el Tesoro de la lengua española en 1611, se habla por primera vez del interrogante como "la señal que se pone en la escritura para que se entienda la cláusula interrogativa". Un siglo más tarde, en el primer Diccionario de la Real Academia Española en 1734, se dice que la interrogación se pone "al fin de la razón, no al principio" y también se indicaba que el signo se forma con una s al revés y añadiendo un punto debajo".
No es hasta la edición de 1884 cuando se establece que se trata de "un signo ortográfico (¿?) que se pone al principio y al fin de la palabra o cláusula en que se hace pregunta".
El signo de exclamación fue creado por humanistas italianos en el siglo XIV, pero llegó a los tratados de la ortografía española tres siglos después, en XVII, aunque la costumbre de usar la interrogación para las frases exclamativas persistía.
El signo de admiración o exclamación tardó más en arraigarse, ya que se le llamó "nota" durante mucho tiempo y, lo creas o no, no fue considerado un signo ortográfico hasta la 23.ª edición del Diccionario de la Real Academia Española en 2014, ¡¡increíble!!
Representación gráfica
Como se indicó en el diccionario de la RAE de 1734, el signo de interrogación debía formarse con una "s" al revés y añadiendo un punto debajo. Pero son varias las fuentes que dicen que los signos se comenzaron a representar de una u otra manera.
Está la teoría de que su origen se remonta al latín, en concreto a la palabra quaestiō (pregunta), la cual comenzó a abreviarse como Qo y de ahí surgió el signo. De la misma manera, el signo de exclamación vendría de la abreviación Io de la palabra interiectio. En cierto momento, la o se redujo a un punto y esto dio origen a los signos que conocemos ahora: "¿" "?" y "¡" "!".
Por otro lado, podría haber sido una modificación del signo de interrogación griego, que consiste en lo que conocemos nosotros como punto y coma.
Existen más teorías, pero ninguna está confirmada.
Signos alrededor del mundo
Si bien es verdad que los signos de apertura son una característica inherente al castellano (ni en catalán ni en gallego es obligatorio), también hay otros signos curiosos en otros idiomas que merece la pena conocer.
En armeno, por ejemplo, usan una especie de círculo abierto ( ՞ ) que se coloca sobre la última vocal de la palabra interrogativa.
Como ya hemos comentado antes, en griego cuentan con nuestro punto y coma (;) como signo de interrogación.
En árabe y en idiomas que usan el alfabeto árabe (como el persa o el urdu) se usa el signo de interrogación efecto espejo (⸮), es decir, a la inversa del que sería "el normal" al que estamos acostumbrados.
Para terminar, me gustaría mencionar al interrobang, un signo de puntuación nada estándar pero muy original. Se trata de una combinación de los signos de interrogación y exclamación, y su función no es otra que expresar la mezcla entre sorpresa y pregunta.
⸘Te besó‽ Su invención tiene lugar en Estados Unidos en 1962 de la mano de Martin K. Speckter, el jefe de una agencia publicitaria que pensó que los anuncios con preguntas retóricas quedarían mejor con un solo signo de puntuación. Su nombre es la mezcla de palabra en latín "interrogatio" y "bang" el nombre que se le da al signo de exclamación en la jerga de imprenta en inglés. Durante los años 60 el interrobang se incluyó en varias tipografías y en algunas máquinas de escribir, pero no dejó de ser una moda pasajera que nunca llegó a alcanzar el estatus de puntuación estándar.
En francés hay un equivalente que es el point exclarrogatif que viene de la mezcla de point d’exclamation y point d’interrogation.
En resumen
En español es obligatorio poner los signos de apertura de ambas exclamaciones e interrogaciones y no hacerlo cuenta como falta gramatical. Poco a poco y con la influencia de las nuevas tecnologías, escribir tales signos resulta un acto casi subversivo, a cuya revolución me uno de buena gana. No somos pocos los que lidiamos con teclados extranjeros que hacen que el uso de estos signos sea más dificultoso de lo que debería o con tuits que hace falta acortar, siendo estos signos de puntuación las víctimas más comunes a la hora del recorte. Mientras la manera de escribir informal es responsabilidad de cada uno, la formal depende de unas normas entre las cuales se encuentra el uso obligado de estos signos, nos guste o no.
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