Se fueron tus fuerzas Jesús Nazareno. Tus pies ensangrentados y tu cara, por la corona de espinas, !clavada! y tu caminar con tan pesado madero.
Se me corta la sangre al sentir tu dolor y mi pena con sentimiento por tu calvario; por nosotros te hiciste mensajero de Dios y esclavo de tu talentoso lenguaje inmaculado.
Jesús, que caminaste entre llagas descalzo, para redimir al mundo en tus carnes a tiras por latigazos inhumanos y humillado por jueces descerebrados de poder justiciado.
En domingo victorioso te alzaste esplendoroso hacia el lugar de tu Reino y para siempre. Me pregunto si fue coherente y necesario tu sacrificio o…¿ Nos dejó indiferentes?