Nadie es imprescindible. Pero todos podemos ser útiles, porque todos somos instrumentos de La Vida.
El verdadero artífice del acontecer humano es La Vida misma, el Ser Absoluto, que se vale de todos los seres a través de los que se manifiesta.
El hombre consciente, libre y dueño de su destino y actividad tiene la capacidad de ser instrumento positivo o negativo en la construcción del mundo. Ello depende de la disposición y actitud de cada uno.
No es difícil ser siempre instrumentos útiles y positivos en las manos de La Vida-Dios. Basta estar con espíritu dócil y abierto a su acción.