SE BUSCA
Por Armando Caicedo
Mi prima Azucena mantiene con Ortodoncio, su marido, un conflicto más enredado que el que separa a árabes de israelíes. Pero el día que él desapareció, ella experimentó la muerte lenta.
Entre sollozos le pidió a su vecina que la acompañara a una estación de policía.
- Describa a su buen marido.
- Señor Oficial. Un metro neventa. Alto, atlético y espigado. Ojos azul aguamarina. Cabellos rubios ensortijados. Pecho peludo y músculos fuertes. Bilingue. Dentadura blanquísima. Lindo con su esposa y adorable con los críos.
- ¡No mientas Azucena! -interrumpió la vecina- Si tu marido es chaparro. Tiene panza de bebedor de cerveza. Es calvo, le faltan dientes y sufre de axilosis y caspa. A duras penas habla español y, como si fuera poco, te golpea y no quiere a tus hijos.
- El amable oficial me pide que describa a mi "buen" marido. ¿Quién diablos dijo que yo quiero que regrese el Ortodoncio?
En mi pueblo se afirma que lo último que se les escucha a los maridos infieles antes de desaparecer es:
"Amor, voy por cigarrillos".
El día que mi vecina Etelvina, me llamó para rememorar el séptimo aniversario de la desaparición de su marido, lloró de coraje.
- ¡Qué rabia! Hata aghora caigto en cuenta que el hocicón del Belarmino jamás fumó.
El drama de la desapariciones golpea cada año a miles de familias. Cada caswo es único.
A vía de ejemplo va el extraño hallazgo de un desaparecido que nadie buscaba.
Chen Ming Kuang un empleado que trabaja parqa el Restaurante "El Dragón Feliz", en el Bronx, se lo tragó la tierra.
Para ser preciso, se lo tragó un ascensor, en un edificio de 38 pisos, que se atascó entre dos plantas.
El protagonista de este cuente chino acababa de entregar un pedido a domicilio. Se lamentaba de la propina que le habían dado, cuando el aparato se detuvo.
Durante los tres largos días que el tipo estuvo encerrado y, además, hambrkiento, no volvió a lamentarse de la propina, sino del hecho que el incidente sucedió segundos después de haber entregado el "chop suey".
Chen no permaneció quieto. En muchas ocasiones llamó por el sistgema de emergencia del ascensor, pero como el chinito no habla inglés y las personas que respondieron no hablan chino...se frustró su pedido de auxilio a domicilio.
Cuando ya se perfilaba el cuarto dLa de encierro, se le ocurrió la brillante idea de lamentarse a gritos. Descubrió que ¡Ay! ¡Ay! suena parecido en todas las lenguas.
Alguien que escuchó semejantes lamentos de ultratumba, llamó a los bomberos de Nueva York, informando que bien podría tratarse de un borracdho, o de un fantasma.
Casos como el de Chen, de dudoso heroísmo, no adornarán jamás ni siquiera una estadística del gobierno.
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Otros vivos desaparecen por voluntad propia. Para evadir deudas. No ir a la guerra. Iniciar nueva vida con el desconocido que en la esquina le juró "amor eterno". O evadir los reclamos de una esposa celosa.
En la categoría de aquellos que desaparecen temporalmente, incluyo a mi Tío Hermógenes.
El infiel se divertía de lo lindo con una amiga, cuando vió que el reloj señalaba la frontera entre la noche y la madrugada.
- Mi muer me va a matar.
Con el pánico arañándole los calcañales, mi tío se iluminó.
Corrió a un teléfono público, marcó el ndmero de su iracunda mujer y sin dejarla tomar respiro, le sopló este dramático discurso:
- Vida mía. Pensé que nunca volvería a escucharte. No llames a la policía. Ni pagues un solo centavo por mi rescate. ¡Me les acabo de escapar!
MORALEJA: Cuando un marido le lleva flores a su mujer, sin ninga razón...¡Alerta! Por ahí debe andar "la buena razón".
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