UNO DE ESOS DÍAS...
Se levantó más temprano que de costumbre, pues la noche con su silencio permitió que su mente divagará buscando la solución al problema que ya hace días perturbaba su vivir. Quizás un café negro, bien cargado, ayudaría, pensó, y ya sus pasos enfilaban a la cocina.
Cuanto lamentó que había dejado el cigarrillo, ¡que bien le vendría en estos momentos de indecisión! Por más que hurgaba en su cerebro, veía todo negro, como si un túnel largo y sinuoso perturbara sus pensamientos.
Desde el divorcio, no encontraba como ocupar su tiempo libre; no obstante tomó una serie de trabajos extras, y además comenzó a merodear un café alejado del centro de la ciudad en busca de nuevos amigos, el día se alargaba…más de una noche llegaba bien entrada la madrugada y se tiraba en la cama acompañado con unas varias copas de más.
Terminó el café, se dio una ducha fría, se vistió con ropa deportiva y salió decidido a probar una larga caminata, quizás ello lo ayudaría a discernir cual era la mejor postura que debería tomar frente a este atolladero, por el momento sin solución.
Caminar, caminar, caminar,… hasta las fuerzas agotar, dejarse caer a tierra, exhausto, vacío y sin hurgar en ese problema que te lleva compungido a mal traer, viejo amigo.
Vacío, vacío, vacío, solo vacío; nada a que aferrarte, ni externo e interno
Nada tienes que ver... No hay paisaje ni dentro ni fuera
No hay pantalla, ni blanca ni negra
No hay túnel.
No estás.
No eres.
¡Vacío total!
Sin ser, sin estar.
Hasta que no llegues a ese estado de quietud, nada se te manifestará.
Ni meditación, ni contemplación, solo la nada que eres y que ya, ni a ella misma sientes.
Sin pensamientos, emociones, sentimientos… que hagan divagar tu ser, latente: tu potencial implícito.
Ja,ja,jaaa… Permíteme sonreír ¡Corazón! Me río cariñosamente al escucharte y contemplarte.
Amigos, ¿Qué amigos vas a buscar, encontrar en ese bar, en ese antro de muerte? Borrachos empedernidos, cansados abatidos, sumergidos y ahogándose en su propia decadencia, su propia muerte.
No amigo mío, no.
No sigas ese camino, retrocede, vuelve en ti, endereza tus pasos hacia el equilibrio donde solo la armonía que es tu paz puedes experimentar.
¿Otra mujer?
Ni en sueños.
Volverás a caer y te costará mucho más tú alma y espíritu elevar.
¡Basta ya!
Deja de martirizarte. Tienes la fuerza, el valor, el coraje suficiente para remontarte hasta el más alto vértice.
No has superado la prueba, y volverás a experimentarla una y otra vez hasta la saciedad. Caída libre nuevamente.
Sumérgete en la música, en las letras: Las letras te visten acariciando y cubriendo tu piel de hermosura; las notas musicales te colman de felicidad, dichosa y venturosa que en ese estado en que te encuentras, la tienes negada.
Te faltan 2 Grados
¿Bajas o subes?
Como ser vivo, libre y pensante, tú decides.
A semejanza de campanas en un domingo de fiesta, la voz inconfundible de su otro yo, martillaba su cerebro, es por ello que se felicitó por la idea de salir a caminar para quizás esclarecer sus ideas.
Sin darse cuenta, había llegado hasta el parque que lindaba con la ciudad, y decidió entrar y perderse entre los árboles inmensos y añejos. Cerca de la fuente donde algunos pájaros tomaban descanso jugando a los chapuzones, decidió imitarlos y hacer también un pequeño descanso en su caminata, un banco dentro de un hermoso rosedal, fue su elección. Mientras observaba los juegos de los visitantes en la fuente, una mujer con su perrito, tomó asiento en un banco en frente de él.
Intercambiaron cordiales °buenos días°, y cada uno continúo en lo suyo. Fue ella quien a los escasos minutos interrumpió aquel pastoral silencio con una simple y trivial pregunta.
-Perdón, ¿le molesta mi perrito?
-No, en absoluto.
Esto lo contestó sin siquiera mirarla, no deseaba entablar conversación alguna, no le interesaba, solo quería descansar unos minutos y seguir caminando y pensando.
Y su vecina continúo…
-La parquedad en su contestación, me dice que mi compañía le molesta, ¿prefiere que me siente en un banco más alejado?
Ahora, como volviendo en sí, captó la insistencia de aquella mujer, deseaba a toda costa, hablar, comunicarse con alguien, su perrito no le era suficiente.
-No, no lo tome a mal, es que estaba absorto en mis pensamientos, mis disculpas, no deseo ser huraño y menos con un dama.
-Déjelo, no tiene importancia… ¿viene por aquí a menudo?
-La verdad que es la primera vez, pero entiendo que el parque ya la conoce, ¿me equivoco?
-Es que vivo muy cerca y tanto a mi perrita como a mí, nos gusta el contacto con la naturaleza. Le ayudan las caminatas para pensar, entiendo…
-Sí, ha dado en la clave, necesito aclarar mis pensamientos, y considero que el aire fresco servirá para lograrlo. Bueno, bueno, no la quiero molestar con mis problemitas.
-Al contrario, me resulta un buen hombre y es más, quizás conversando con una extraña…
Ella, dejó en el aire sus palabras, levantó sus ojos y lo miró como insinuando algo.
Él, mantuvo firme su mirada, unos instantes de silencio fueron necesarios, ninguno atinó a estropearlo.
Pasados unos minutos de profunda insensibilidad debido a mi inhibición del mundo exterior, me fijo atentamente en su expresión, en la Dama del perrito que ha logrado al fin llamar mi atención, sacándome de mi abstracción.
Es bella, atractiva, sugerente…
Sin dejar de observarla, pienso seguidamente…
Una aventura amorosa, aceptando su insinuación callada de un encuentro común placentero para ambos. Puede ser la solución, la ayuda que estoy buscando para salir de este conflicto interno “atolladero”, que no logro quitar de mi mente a pesar de dedicar, intensificando mi tiempo en otros trabajos y deambular por calles oscuras y cafés de mala muerte, destructores de vidas sin sentido.
Todo pasa, toda imagen en un instante, como un relámpago.
¿Qué estoy pensando?
No, no, no, que irrazonable es este pensamiento que pasa por mi mente.
No es propio de mí, de mis valores adquiridos durante toda mi vida, buscar la solución por este medio que hoy se me brinda en bandeja.
Por la expresión de su rostro veo que sufre una gran depresión por su falta afectiva de ternura humana.
Desearía ayudarla, pero no, no a esta pitanza. Una invitación a un café, infusión, o… conllevaría a mantener una relación más intimidante de lo que es ahora. Mejor me disculpo afablemente nuevamente y me despido de ella.
Rompiendo esos instantes de silencio donde los dos hemos permanecido, le digo muy quedamente, mirándola a los ojos:
- Encantado de haberla conocido y a su perrito también, bella Dama. Ahora desearía seguir deambulando por este maravillo parque, al que Ud., conoce muy bien por su cercanía y contemplar las maravillas que guarda este jardín paradisíaco de las cuales puede Ud. Sra. mía disfrutar a diario. Seguiré paseando y contemplando todo este bello paisaje que ante mis ojos se ofrece. Hasta ahora todo lo visitado ha sido exquisito, de lo más lindo y placentero; quisiera verlo todo y gozar de tan hermosos rincones engalanados con arboledas, vegetación y la diversidad floral en sus avenidas construidas; sus plazas y fuentes que transmiten con su sonido paz y relax al alma adolorida.
Tímidamente acerco mi mano y tomo la suya que no se resiste y la deja posar sobre mi derecha que le ofrezco.
-Por lo visto anteriormente, le garantizo que volveremos a encontrarnos, mi ser se enriquece con toda esta paz y toda esta belleza llamada naturaleza – digo, besando su mano.
Hago una reverencia ante ella y despacito dando media vuelta, sigo mi propósito…
Ella, queda anonada ante la imprevista partida del extraño, que en su momento la atrajo como un imán, no alcanzó a reaccionar…todo le pareció un sueño, de esos que no se desea despertar por miedo de reencontrarse con la realidad, esa cruda realidad que ya años la mantiene en un vida latente, una soledad que fue en aumento y logró consumirla por dentro a semejanza de un insaciable gusano que carcome sus entrañas, agota sus fuerzas, inclusive incitándola a querer abandonar este mundo tan adverso. No entendía como permitió que la abandone, cuanta negligencia de su parte…no supo abrir su corazón y ofrecer todo el amor allí guardado, tanto cariño para dar… ahhh…todo perdido…
Mientras sus ojos continuaban mirando hacia el camino en el cual se esfumaba la silueta de aquél quizás salvador de su suplicio, se levantó lentamente, sujetó la correa de su perrito, y empezó a caminar hacia su casa, donde nadie la esperaba…
Apretó sus pasos, cuanto antes deseaba alejarse de aquel banco con la Dama del perrito, así la recordará, pensó. Mientras se alejaba, una vez más creyó escuchar las apreciaciones, siempre acertadas de su otro yo…
Bien hecho, amigo mío, lo mejor en estos casos es guardar silencio y observar, si, observar a la persona que tienes frente a frente. Buen ojo el tuyo viejo amigo, al percatarte de que necesitaba algo más que la compañía de su perrito. Su insistente requerimiento para llamar tu atención es manifiesta; necesita ayuda, no basta una mascota para sentirse acompañada, amada, mimada… necesita sentir “calor humano”. Es inteligente, al observarte a ti, es consciente de que te encuentras más o menos en la misma situación que ella, lo ve y siente perfectamente.
Eres la presa perfecta para cubrir sus necesidades básicas: solo, abstraído en ti mismo, conoce perfectamente que te encuentras en un callejón sin salida, porque tú, eres el espejo donde ella contempla su propio reflejo. Hay más bancos en el parque, pero ella viene a sentarse justo al de enfrente de ti, “que casualidad” ¡Por Dios! Paseando con su perrito, te ha observado y no duda al respecto de llamar tú atención reiteradamente para hacerte caer en sus redes como una tarántula o una sabandija lo hace con su presa. Y tú, mi caro amigo, tan cortes y educado como siempre, no dudas un momento en responder muy amablemente a sus continuos requerimientos. ¿Qué haces? ¿Lo sabes? No has salido del atolladero que te lleva de cabeza con tu divorcio, y ahora no sumes una preocupación más con otra mujer.
¿Estás loco? No, te conozco bien, sé que no lo harás ¡Corazón bondadoso! Te sugiero no pierdas el tiempo pensando en ella.
Deja de pensar en tu ex esposa; el tiempo lo cura todo, hasta las heridas más profundas. Siempre quedan huellas, cicatrices; normal, pero estas, no sangran ni duelen si tú no permites que ellas te paralicen hasta tal extremo que te sientas tan compungido y abatido. Laura se fue, si, se marchó. Muy bien, acéptalo, asúmelo y vive con ello ¡Ya! De una vez por todas. No la llames, no reavives el fuego insuflando aire en sus cenizas. Como tú, es una mujer libre, deja que ella rehaga su vida como mejor le plazca. No supo hacer una valoración adecuada a vuestra situación personal y valorar el bien que tú le aportabas en vuestra relación de pareja.
¿Por qué atormentarte con su recuerdo?, cuando puedes recordar si tú así lo decides, con tu santa voluntad, rememorar solamente los bellos momentos que disfrutasteis juntos: convivencia, fiestas solos, con amigos, viajes muy placenteros que conozco por el cariño y confianza que siempre habéis depositado en mí, vuestra amiga de siempre y para siempre. Recréate en ellos y da G. a D. por todo lo bello que la vida te ha deparado a lo largo de toda tu vida compartida con ella. Me alegro de que te retiraras en silencio de esa desconocida que llamó tu atención en el parque y que tan ávidamente te sacó de tu abstracción, la cual, tú, en esos momentos necesitabas para hallar la paz interior que anhelas tan afanosamente. Son instantes de quietud mental que sin esfuerzo por tu parte te gratifican al instante. ¿Tengo que repetírtelo otra vez? ¿Cuantas veces has estado en una situación parecida, de la cual creíste que no podrías salir de ella?
Y así, con sus pensamientos alterados, aún más que desde el comienzo de la caminata, continúo deambulando por el parque, en busca de otro banco para descansar…
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Autores
Josefa Alcaraz Martínez (España)
Beto Brom (Israel)
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*Registrado/Safecreative N°1712135089018