Tengo una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar.
La salvación espera hasta que yo elija asumir ese papel como mi único objetivo.
Hasta que no tome esa decisión, seré un esclavo del tiempo y del destino humano.
Pero cuando por mi propia voluntad y de buen grado vaya por el camino que el plan de mi Padre me ha señalado, reconoceré entonces que la salvación ya ha llegado, que se les ha concedido a todos mis hermanos y a mi junto con ellos.
Padre, Tu camino es el que elijo seguir hoy.
Allí donde me conduce, es adonde elijo ir; y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer.
Tu camino es seguro y el final está garantizado.
Allí me aguarda Tu recuerdo.
Y todos mis pesares desaparecerán en Tu abrazo, tal como le prometiste a Tu Hijo, quien pensó erróneamente que se había alejado de la segura protección de Tus amorosos Brazos.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V