“Perversa soledad”
Soledad… Muchas veces te llamo otras no,
en muchos intervalos te desecho pero siempre estás ahí
aguardando para entrar en mis pensamientos,
en mi torrente sanguíneo, en mi cerebro y alojarte
para hacerte fuerte y dañar mis sentimientos.
Soledad…Eres como aquellos árboles que sacuden su risa
con el temblor de sus tallos, de sus hojas, de su raíces;
soledad que te jactas queriendo ser brisa vestida
de azucenas que se balancea sobre mis cabellos
y se arrastra sigilosamente hasta penetrar en
el cascabel de mis sonidos y de mis sueños.
Pretendiendo siempre ser blanca mariposa para
dejarme acariciar y verter tu veneno en mis mejillas
haciendo surcos de agua cristalina del pozo de un dulce
manantial y sorprenderme, cuando ya convencida acepto
tus hipócritas caricias, creyendo que son sinceras.
Soledad… Que tomas por asalto el carmesí que guardo
en la cavidad de mi pecho que al penetrarme
haces un revuelo de torbellino en mi desesperación,
en silencio atas mi alma al sellar mis labios
como la luna calla el aullido de un animal
herido en la noche de penumbra, tan oscura
como mi alma, como mi vida, como mis sueños.
Me siento desolada, cuando permito que entres
en mis venas y lastimes mi corazón
hasta ahogarlo en la inmensa tristeza
que traes tú, perversa soledad mis ojos
solo ven a través de ti anulando mis emociones
y me conviertes en ciega para no dejarme ver
un amanecer, en un cielo de amor y dulzura.
Ligia R. G. D.
(Venezuela)