El perdón es amor divino expresándose por medio de mí.
La experiencia me dice que aferrarme al resentimiento agota mi energía, así que tomo la decisión de no darle atención a palabras o acciones desagradables. Por el contrario, perdono. Al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que yo también puede que me haya comportado de manera poco amable. Reconozco que ése no era mi verdadero yo, tampoco es lo que la otra persona es de corazón.
El perdón alivia mis cargas emocionales. Es una de las maneras como el amor divino se expresa como yo. Me libera para ser la persona pacífica y alegre que soy realmente. Es un regalo que me doy. Yo soy una mejor persona gracias a mi voluntad y habilidad de dejar ir el resentimiento y perdonar.
No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.—Lucas 6:37
Algunos días me siento absolutamente alineado con mi camino divino, mientras que otros encuentro difícil ver el camino ante mí. Hay momentos en los que tengo todas las respuestas y resplandezco con confianza; sin embargo, hay otros que me hacen sentir duda. Yo soy una expresión única y perfecta de lo Divino y también soy humano.
He sido creado a la imagen y semejanza de mi Fuente y, debido a ello, siempre soy más que las experiencias que mis sentidos perciben.
Más allá de lo que puedo ver y sentir está la Verdad subyacente que obra eternamente fuera de las apariencias. Si me siento abatido, siempre puedo hacer una pausa para estar consciente de mi luz crística interna y descansar en la seguridad de que soy parte de la totalidad de Dios. ¡Yo soy humano y divino!