¡MIS LAMENTOS!
¡De nuevo!
Una lágrima viva
agrieta los rincones de mi piel
y desperperdiga mis plumas,
cual esporas frescas.
Este sentir que paraliza mis alas
y me deja ver el mundo,
desde la concavidad natural de sus tristezas.
Que me hostiga con su hollín quejumbroso.
Con sus incendiarios aromas de resquemores
mezclados con la tierra.
.
¡De nuevo!
Me vine sin piedad a la superficie,
en una ráfaga de tormentas
que azotaron mi vuelo
y la lluvia salada que brotaba de mis ojos,
fue cayendo sobre la lumbre
que yacía bajo mis pies
y convierténdose en ceniza seca.
¡De nuevo!
Mis lamentos volaron al inframundo
a los oídos de mi padre
y desfallecí por un instante
queriendo acompañarle,
pero la brisa
se compadeció de mi tristeza
y como un leve susurro
fue pasando
dejándome un beso
tan blanco y suave
como la primavera.