Eres como la fiel serenidad del agua, que
corre por los ríos y las acequias, derramando
su frescura sobre los campos sedientos.
Y en este valle con árboles, con esta brisa,
suave, entre los jazmines y las rosas.
La vida y su belleza, me llegan con tú mirada,
cuando a ti te veo, bajo de un cielo pálido,
sobre la hierba verde, limpia y húmeda, tus
pisadas no se oyen, solo el correr del agua.
Y la noche ya descendió con su manto estrellado
y la luna entre las ramas, del viejo olmo plateado
y tu ausencia es mi angustia, en esta noche más,
que nunca.
Hoy no encuentro las palabras, hoy mis
hojas están mudas, blancas y pura y sin palabras.
Hoy mi pluma no dice nada, en este lento trascurrir,
en esta noche que empieza en soledad y entre sombras.
Para ti no hay palabras, ni siquiera una coma,
solo esta página en blanco, que me dejo sin palabras.
Y mis manos inútiles, por culpa de mi cabeza,
que estás hoy se olvidaron del sendero de las letras,
muchas palabras hubo antes, en noches de
mar en calma y para ti solo fue, tiempo sin
una palabra.
Julián cobo