Hubiese querido que no sea cuento.
Era de admirar ese misterioso jardín,de un momento a otro florecer con el aroma exquisito de sus exòticas flores,que los niños absortos contemplaban y reían sin detenerse, hasta que de pronto de un espacio del Paraìso de flores surge la figura de un risueño,amable y juguetón Duendecillo,que invita a los niños a jugar, ellos ,primero un tanto asustados ,pero luego ante la bondad del hombrecito de sombrero largo, se entregan a disfrutar de los juegos y bromas del misterio personaje, entre risas y murmullos, se olvidan de sus tareas y disfrutan de las ocurrencias del duendecillo que les colma de chocolates y exquisitos dulces.Mientras corren por el verde campo miran como pequeños elefantes barritan en una mezcla de alegrìa y nostalgia, pues sus madres no aperecen, los niños, el duendecillo y los pequeños elefantes forman un solo conjunto de alegrìa, retozaban como nunca lo habìan realizazo y en cada mirada de los niños la felicidad brillaba igual que los rayos del sol radiante,las setas de los elefantes pequeñitos brillaban como dorados hilos de oro ,los niños disfrutaron con mucha alegrìa, pero llega la tarde ,los rayos del sol se esconden lentamente, los pequeños elefantes corren en busca de refugio buscando a sus madres, el duendecillo se despide prometiendo volver otro dìa. Los niños aun no salen de su asombro y mientras se retiran a sus hogares van contemplado el florecer de las plantas de la campiña, sonríen, corren ,la noche se aproxima, el murmullo es còmo contar la experiencia y que sus padres los crean, al fin no importa ,hoy pasaron felices,mañana serà otro dìa.Siempre soñé de niño en jugar con un duendecillo,pero mis padtres me inculcaron temor, còmo me hubiese gustado desobedecerlos y quizà este cuento ya no hubiese sido tan cuento, al fin colorín colorado esta historia ha terminado.
Luis G Machado S.