Desdoblada entre el YO exterior y el oculto, según se vayan sucediendo las cosas, pues todo en la vida no es belleza, así como las espinas acompañan a las rosas, la tristeza sacude a la alegría, la realidad se torna fantasía y de la calma surge la intranquilidad en esta corta travesía que es la vida misma; que a veces, de sorpresas nos abisma y a la vez, nos alerta, para no perdernos entre sendas inciertas.
Mi YO exterior se atreve a decir lo que siento y el interno, va germinando las ideas que seguirán dando a la existencia, aliento.