La música es algo más que una sucesión de notas.A veces la melodía consigue
calarte hasta el fondo y tocarte el alma.Y a veces, solo a veces, un violín vale más
que mil palabras.La música llega adonde no pudieron llegar las palabras…
tiene poder para alegrar, entristecer, exaltar o abatir el alma, y todo lo hace
porque llega en todo el sentido de la palabra a las emociones, contacta por
dentro con esa fibra sensible que tenemos.no todo lo que escuchamos como
música responde a este sustantivo, al menos al que se refiere a una música
bien lograda. La música tiene forma, estructura, ritmo, sentido, tiene
como mínimo cierta armonía y definitivamente comunica un mensaje,
eso no debe obviarse.
La música transmite un mensaje como intenta hacerlo la palabra,
pero la música puede ser más contundente, más profunda en su calar. La música puede edificar, sensibilizar, instruir, mostrar, llevarnos incluso a lugares
insospechados del entendimiento, de los sentimientos y de los sentidos, sin movernos
de lugar…, sin palabras, y puede hacerlo porque de alguna forma es un don, una dádiva
por decirlo así. En palabras del filosofo Platón “La música es el impulso del sonido
para llegar al alma y educarla en la virtud (…) La música es una ley moral. Confiere
alma al universo, alas a la mente e impulso a la imaginación, es un amuleto
contra la tristeza y lo vivifica todo.” Pero lo que más me interesa de la música es esa capacidad de descubrir inquietudes
que estaban escondidas, sentimientos o emociones que no pueden de
pronto traducirse en palabras y que están allí
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