El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo en el que ya no hay sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene sentido.
El ataque ha desaparecido y a la locura le ha llegado su fin.
¿Qué sufrimiento podría concebirse ahora?
¿En qué pérdida se podría incurrir?
El mundo se convierte en un remanso de dicha, abundancia, caridad y generosidad sin fin.
Se asemeja tanto al Cielo ahora, que se transforma en un instante en la luz que refleja.
Y así, la jornada que el Hijo de Dios emprendió ha culminado en la misma luz de la que él emanó.
Padre, queremos devolverte nuestras mentes. Las hemos traicionado, sumido en la amargura y atemorizado con pensamientos de violencia y muerte.
Ahora queremos descansar nuevamente en Ti, tal como Tú nos creaste.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V
LO SIENTO, por las memorias de dolor que comparto contigo,
TE PIDO PERDÓN por unir mi camino al tuyo para sanar,
TE DOY LAS GRACIAS porque estás aquí para mí y
TE AMO por ser quien eres.