Era una panacea que servía para curarlo prácticamente todo, desde la caída de pelo a la obesidad o las hemorroides (por no hablar de la infinidad de usos cosméticos). Sin embargo, el aceite de coco cayó en desgracia cuando la American Heart Association se pronunció en su contra, hace algo más de un año, y estos días podría atravesar sus momentos más difíciles.
Karin Michels, epidemióloga de la escuela de salud pública de la Universidad de Harvard, le dedicó un video que circula en YouTube y se ha hecho viral. Michels se mofa del movimiento de los “superalimentos” y cita expresamente el aceite de coco, al que califica de "una de las peores cosas que puedes comer, tan buena para el bienestar como el veneno puro".
La profesora se refiere a la alta proporción de grasas saturadas que elevan los niveles del colesterol LDL (popularmente conocido como el colesterol “malo”). El aceite de coco contiene 80% de grasas saturadas, más del doble de la cantidad que contiene la manteca.
La estela de la dieta "desnatada"
Es, en esencia, el mismo argumento de la American Heart Association (AHA) que, apoyándose en una revisión de estudios anteriores, emitió un comunicado sobre la nocividad de las grasas saturadas. El asunto, sin embargo, no está exento de controversia. En las últimas décadas ha habido numerosos esfuerzos para vincular las grasas con las enfermedades cardiovasculares, pero los estudios que ponen en entredicho esta relación y muestran las dudas y lagunas son también crecientes.
La dieta desnatada, la demonización de alimentos como el bacon (tocino o tocineta), el queso, los huevos y su sustitución por grandes cantidades de azúcar y aceites vegetales de semillas han tenido un resultado indudable: no solo han aumentado las enfermedades cardiovasculares, también hay que sumar el incremento en la obesidad y la diabetes.
Hay multitud de estudios (haz clic aquí: 1 o 2) que no han podido encontrar una relación significativa entre la dieta y los niveles de colesterol. La misma semana que la AHA publicó su comunicado, un artículo en el British Journal of Sports Medicine contradecía sus afirmaciones y señalaba que la grasa saturada no es la responsable de que se obstruyan las arterias.
El problema con el aceite de coco radica seguramente en el poderoso mercadeo del que se ha rodeado, que ha querido posicionarlo como un “alimento milagroso”. No hay nada malo con ingerir aceite de coco con moderación, pero referirse a él como milagroso ha generado numerosas críticas de expertos. Como señaló Laurence Eyres, presidente del grupo de especialistas en Aceites y Grasas del New Zealand Institute of Chemistry: “ Sería peligroso, y más bien tonto, reemplazar el aceite de oliva extra virgen por aceite de coco”.
En sus conclusiones, la AHA señalaba que no hay que tratar de reducir la ingesta total de grasa, sino reemplazar las grasas saturadas por no saturadas, y seguir un estilo de vida saludable. Se trata de un consejo en línea con las recomendaciones clásicas que hablan de reducir el consumo de carne y comer más verduras.
Al igual que otras comidas grasas, consumir aceite de coco en cantidades mínimas no va a resultar en un ataque al corazón. Además, si se busca ese sutil sabor tropical, no hay forma de reemplazarlo por nada.
Crece la polémica sobre el aceite de coco: recomiendan consumirlo con moderación
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