NADA, EXCEPTO MIS PROPIOS PENSAMIENTOS, ME PUEDE HACER DANO.
Padre, Tu Hijo es perfecto.
Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de quién soy y de que soy tal como Tú me creaste. Tus Pensamientos sólo pueden proporcionarme felicidad.
Si me siento triste, herido o enfermo, es porque he olvidado lo que Tú piensas, y he implantado mis absurdas ideas en el lugar donde a Tu Pensamientos les corresponde estar, y donde están. Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño. Los Pensamientos que pienso Contigo sólo pueden bendecir, y sólo ellos son verdad.
Hoy no me haré daño a Mi mismo.
Pues me encuentro mucho más allá de cualquier dolor. Mi Padre me puso a salvo en el Cielo y vela por mi.
Y yo no quiero atacar al Hijo que Él ama porque lo que Él ama es también objeto de mi amor.