Las leyendas cumplían con transmitir recuerdos, memorias, y el sentimiento colectivo de una población.
Estas hablaban de la percepción primitiva de los primeros narradores, y con el tiempo, sufrían cambios o modificaciones de los narradores que los sucedían.
Es por ello que, las leyendas no poseen una forma definitiva, pues su contenido es variante entre generaciones y localidades.
Tras el invento de la imprenta, las leyendas fueron registradas en escritura para resguardar las narraciones populares de seguir sufriendo modificaciones generacionales.
Las leyendas son consideradas anónimas, ya que es una difícil labor identificar su origen. Los encargados de recopilar y escribir leyendas son conocidos como recopiladores.
Sin embargo, narrar leyendas oralmente aún se considera una práctica común, ya que conserva la tradición de narrador a oyente. Hoy en día, las leyendas son consideradas como un patrimonio cultural que ayudan a forjar identidad en distintas sociedades.
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