La Leyenda Negra del Cortijo Jurado
El Cortijo maldito
Hoy
os contaré la historia y las leyendas de este emblemático edificio
Malagueño, el cortijo Jurado, del que tanto se ha rumoreado y al que en
más de una ocasión se le han atribuido macabras historias que son más
propias de relatos de terror que de la verdadera historia de este lugar y
de su pasado.
El edificio
No
se sabe a ciencia cierta la fecha de construcción del Cortijo pues no
existieron planos oficiales hasta muchas décadas después de su
construcción, pero vamos a suponer que fue levantado a mediados del
siglo XIX, aunque personalmente creo que debió de construirse durante la
segunda y tercera década. El enorme edificio es de un claro estilo
gótico-anglosajón, de doble planta y de unas dimensiones bastante
desproporcionadas incluso para las familias adineradas de la época. Se
dice que tenía la friolera de 365 ventanas, algo que parece ser cierto
aunque viendo las fotos, no me salen las cuentas. Adosado al edificio
está la capilla y, según la rumorología local, sus entrañas están
horadadas por profundos sótanos y siniestros túneles y pasadizos. El
cortijo y lo que antaño fueron sus terrenos, están situados en las
afueras de la ciudad de Málaga, en el barrio de Campanillas.
La leyenda del cortijo maldito
Según
se cuenta, en este lugar acontecieron una serie de hechos oscuros en la
época en la que en el cortijo vivían los primeros Heredia, en los
macabros acontecimientos también estarían involucrados los Larios,
residentes en el cercano cortijo Colmenares, que en nuestros días es un
club de golf. Ambas familias mantenían una estrecha amistad, pues ambas
llegaron a Málaga desde la rioja. (El apunte del origen es verídico,
aunque el de la amistad es un punto dudoso que trataré más adelante). En
fin, según cuenta la leyenda, en una fecha indeterminada, todavía en el
XIX, comenzaron a ocurrir en Málaga una serie de extrañas
desapariciones de niñas que, sistemáticamente fueron asesinadas tras ser
objeto de las más diversas vejaciones y de rituales de índole satánico.
La familia Heredia no tardó en ser el punto de mira de las acusaciones
de estos asesinatos, pues se les suponía perteneciente a la masonería y
presuntamente, habrían importado estas prácticas satánicas de sus
amistades en Francia y en Inglaterra. Algunos de los cuerpos de estas
niñas aparecieron en la rivera de un río que corría cercano a la finca y
que los mismos integrantes de la familia, habrían llevado hasta allí
por los túneles secretos que comunicaban el cortijo con el río. En los
sótanos, habría máquinas de tortura que eran usadas en dichos rituales.
Otro
túnel secreto comunicaría el cortijo Jurado con el de Colmenares, por
donde los invitados a estas lúgubres celebraciones podrían pasar sin ser
vistos.
Esta,
más o menos, es la leyenda original, pero como las leyendas suelen
estar vivas y evolucionan con el paso de los años, la del cortijo Jurado
no es una excepción. Durante la mayor parte del siglo XX, el cortijo y
su leyenda queda bastante olvidado por todos, hasta que ya en la década
de los noventa vuelve a tomar fuerza adornada con todo un despliegue de
datos de índole parapsicológico. Curiosamente, los fenómenos comienzan a
ocurrir cuando el cortijo entra en el ruinoso estado de abandono que se
puede observar en las fotos, confiriéndole un aspecto ciertamente
tétrico. En las publicaciones especializadas y más tarde, en la red,
comienzan a circular fotografías de supuestos espíritus en sus ventanas,
orbes y figuras que toman forma en los vapores de las noches frías, más
tarde, las sesiones de ouija de supuestos adolescentes atrevidos,
confirman e incluso dan nombre y apellidos de las pobres criaturas que
allí fueron asesinadas, señalando en algunos casos el lugar exacto del
patio donde están enterradas. Parapsicólogos de reputación graban
psicofonías, algunas de ellas estremecedoras y algunos médiums salen sin
respiración del cortijo tras sentir en sus entrañas la terrible presión
de los hechos que allí acontecieron.
Cuando
se llega a este punto, una marea de historias se desatan confundiendo
ya la realidad y el tema tratado con seriedad con la broma fácil de las
mentes aburridas que se dedican a inventar y a adjudicar historias y
apariciones ficticias a la historia del cortijo y que todavía, muchas de
ellas, son tratadas como verídicas por muchos. Cadáveres emparedados,
personajes fantasmales que aparecen intermitentemente en el cortijo,
extrañas luces, ruidos y golpes de origen desconocido, etc…
La historia de los Heredia y los Larios
Ciertamente,
como comenté más arriba, las dos familias eran oriundas de la Rioja,
los Larios de Laguna de Cameros y los Heredia de Rabanera de Cameros,
ambos pueblos de la misma comarca, aunque esto no sea sinónimo de
obligada amistad.
En
el caso de los Larios, D. Pablo Larios, padre de Martin Larios (I
Marqués de Larios), se establecería en Málaga tras quedar viudo en los
comienzos del siglo XIX, donde comenzaría sus florecientes negocios con
exportaciones a través de Gibraltar y mucho más tarde con las bodegas y
otras sociedades financieras. Martin, que se supone protagonista de esta
historia junto a Manuel Agustín Heredia, no se establecería en Málaga
hasta 1831, contando con 30 años, tras la muerte de su hermano Manuel
Domingo. Hasta entonces vivía en Cádiz o Gibraltar, controlando allí in
situ los negocios familiares. En este punto, tras conseguir el
Marquesado y tras los enormes beneficios comerciales que le aportó la
guerra contra Napoleón, los Larios se convierten en una de las familias
más notables de la ciudad.
Manuel
Agustín Heredia, llega a Velez Málaga con quince años, en 1801 (Año en
el que nació Martín Larios) y ya huérfano, en busca del progreso y del
futuro que no puede conseguir en su provincia natal. Con empeño y tesón
consigue empleo en una tienda de ultramarinos que no funcionaba
demasiado bien y que a base de mucho trabajo consigue enderezar en no
demasiado tiempo. Pasados unos años, y con Málaga tomada por los
franceses, Heredia se introduce en el floreciente mundo del contrabando a
través de Gibraltar. Sus idas y venidas de Málaga a Gibraltar son
continuas y es más que posible que en esta época conociese e hiciera
gran amistad con Martín Larios, que se encontraba también en Gibraltar y
que posiblemente también tuviese bastante que ver con el comercio
sumergido.
La
cuestión es que Heredia no tarda en tomar una buena posición y comienza
a formar parte de sociedades industriales, consiguiendo concesiones de
explotaciones mineras en diversos lugares. Su carrera industrial sube
como la espuma y en poco tiempo posee explotaciones agrícolas y mineras
en tierras sudamericanas y una enorme flota naval con la que promover
todo su comercio.
Su
entrada en la burguesía Malagueña es cuando se casa con Isabel
Livermore, familia de noble casta de dicha ciudad. Con lo cual, ya
tenemos la conexión deseada. Heredia y Larios, en la misma ciudad,
adinerados y con negocios y orígenes comunes. Es bastante lógico que
incluso decidieran establecerse cerca el uno del otro.
La
similitud en la arquitectura de ambos cortijos da que pensar que fueron
diseñados por un mismo arquitecto, llegando a la conclusión de que la
decisión de construir los cortijos en las afueras de Málaga fue
conjunta, pese a que en el enclave del Colmenares, ya se tenía
constancia de edificación desde 1747, apareciendo en el catastro del
Marqués de la Ensenada. Posiblemente se remodelaría el edificio
original.
El
siguiente punto es el de los supuestos túneles. Esta leyenda se basa en
el testimonio de un vecino de la zona llamado Manuel Martín, que según
cuenta, siendo él un mozo en el año 1932, se coló en el Cortijo cuando
no estaban sus moradores, como signo de valentía ante sus amigos. En la
valiente incursión topó con un extraño pozo en el patio trasero que le
condujo a una especie de caverna subterránea de la que partían túneles
en varias direcciones. Según su testimonio, recorrió un túnel de más de
dos kilómetros hasta que llegó a una puerta cerrada a cal y canto,
(supuesto cortijo de los Larios), en la vuelta se introdujo en otros
pasadizos en los que encontró todo tipo de máquinas y aparatos de
tortura, nichos y huesos desperdigado; una escena realmente aterradora.
También
según su testimonio, nadie le creyó cuando contó lo que había visto en
las entrañas del cortijo aunque su testimonio sin duda, ha sido la base
de ésta leyenda. Décadas después y siguiendo sus indicaciones, con pico y
pala se ha intentado buscar la entrada a ese túnel sin encontrar
absolutamente nada. Se cuenta que durante las obras de remodelación del
cortijo Colmenares, un camión cayó en el interior de un socavón en el
mismo patio. Antes de que el dueño del Cortijo mandase rellenar dicho
socavón, algunos de los trabajadores pudieron ver que aquello era un
sótano artificial del que salía un túnel en dirección al cortijo. Este
reporte me resulta un tanto raro, pues los que vieron dicho socavón
siempre son el hermano del primo de un amigo, y no existe ningún
testimonio directo.
Nota:
El Cortijo fue vendido en las primeras décadas del siglo XX por los
Heredia a los Larios. Más tarde estos lo revenderían a terceros. A
finales de los 80 el cortijo fue comprado por los Jurado, de donde tomó
el nombre. En el año 2000, el cortijo es vendido a una empresa hotelera
que tiene la intención de remodelarlo completamente y construir allí un
complejo turístico, desde entonces, el proyecto está congelado y el
cortijo está totalmente abandonado.