SUPERAR LAS CRISIS
¿Para qué te pasa lo que te pasa?
Ante una situación difícil, solemos decirnos ¿Por qué a mí? Pero hacernos esta pregunta, lejos de aliviarnos, nos impide salir adelante. La pregunta adecuada es “para que” nos suceden las cosas, pues cada situación crítica encierra un mensaje que puede variar el rumbo de nuestra existencia.
Podemos preguntarnos mil veces por qué y podremos encontrar mil y una respuestas, pero ante determinadas situaciones no habrá un porqué hecho a la medida de nuestro dolor, de nuestra confusión, de nuestro agobio, de nuestra tristeza.
Ningún porqué cambia la situación vivida ni reescribe la historia. Lo que ha ocurrido ha ocurrido. Es inútil rompernos la cabeza viendo una y mil veces cómo se podría haber evitado.
Un componente esencial de la vida es precisamente la incertidumbre, aquello que está fuera de nuestro control, de nuestras previsiones e incluso de nuestra lógica, que todo lo explica y todo lo acomoda.
Ante estas situaciones, de nada sirve lamentarse, más bien esperar, el tiempo nos dará la respuesta, no un “porqué”, sino un “para qué” . Recordemos el Viejo adagio que reza: “No hay mal que por bien no venga”