COMO EL VIENTO
Has de seguir fielmente tu camino
como el extenso mar que nunca vuelve;
tu paso peregrino ya no puede
torcer impunemente este destino.
Como hiedra me siento, y pido asilo
al aire, que me envuelve traicionero,
y acelero mi paso en el sendero
y aún pretendo tu amor y te persigo.
Más, no irán mis voces a tu encuentro
que tu sombra es ya sueño invisible;
no puede conformarme tu presencia.
Ya tu recuerdo es leve como el viento
que sacude mis hojas, con temible
furor que acrecienta esta dolencia.