ELIJO ESTAR EN SEGUNDO LUGAR PARA OBTENER EL PRIMERO.
Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios. No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra.
Y puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.
No hay otra voluntad que la tuya. Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. Tu voluntad es que me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mi.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,