BUENOS DIAS
HOY ES 14 DE FEBRERO
PRIMERO GRACIAS A DIOS POR UN DIA MAS Y PODER COMPARTIRLO CON TODOS USTEDES, DESPUES UNA REFLEXION Y A DESAYUNAR!!!
BUENOS DIAS HERMOSO LUTO
Cómo sobrevivir a la pérdida de un amor Melva Colgrove, Harold Bloomfield y P. McWilliams
Cuesta
toda una vida decirle adiós a muchas cosas. A medida que vayamos
viviendo, le diremos adiós a los seres, cosas e ideas queridos. Y al
final, le decimos adiós a la vida misma con nuestra muerte. Aprende a
decir adiós. Permítete llorar cada pérdida. Lo mismo que con una herida
física, el cuerpo tiene su propio ritmo para curarse. El cuerpo te dirá
cuándo está curado.
Comprender
el proceso de recuperación de una herida emocional es algo valioso
(aunque no necesariamente una técnica para acelerar el proceso de
recuperación), pero sobre todo es como una garantía para que sepas que,
cualquiera que sea la fase en que te encuentres del proceso, todo se
desarrolla con normalidad.
Hay
tres fases distintas en el proceso de recuperación. Nosotros
experimentamos cada una de estas fases independientemente de la pérdida
que hayamos sufrido. La única diferencia es la intensidad del
sentimiento y la duración. Cuando se trata de una pérdida de poca
importancia pasamos por las tres etapas, en cuestión de unos pocos
minutos. Pero si se trata de una pérdida muy grande, el proceso de
recuperación puede durar años.
La
primera fase es la de shock/negación. Nuestro cuerpo y nuestras
emociones se vuelven insensibles al dolor. La mente se niega a aceptar
la realidad. A menudo, las primeras palabras que proferimos al
enterarnos de la pérdida son: "No, no es verdad" o "No, no puede ser".
La
segunda fase es la rabia/depresión. La persona o cosa causante de la
pérdida nos hace sentir enojados (incluida la persona perdida). A menudo
volvemos la rabia en contra nuestra y nos sentimos culpables por lo que
hicimos o no (el hecho de querer echarle la culpa a los demás o a
nosotros mismos no siempre es racional). La fase depresiva de la pérdida
es la tristeza que la acompaña a menudo: las lágrimas, el dolor, la
desolación. Tenemos miedo de que nunca más volveremos a querer o a ser
queridos.
La
tercera fase es la comprensión/aceptación. Nos damos cuenta de que la
vida sigue, que la pérdida es algo consubstancial a la vida y que
nuestra vida puede y será completa sin la presencia de aquello que se
perdió. También nos damos cuenta de que, al vivir las dos primeras
etapas de la recuperación, hemos aprendido muchísimo acerca de nosotros
mismos, que nos hemos hecho mejores personas por la experiencia que
hemos adquirido.
Si
no nos damos el tiempo y la libertad necesarios para curarnos, una
parte de nuestra capacidad para vivir la vida se congela, se vuelve
inservible para los grandes sentimientos que parecen gustarnos tanto:
felicidad, alegría, contento, amor, paz. El mecanismo que nos hace
sentir la rabia y la depresión es el mismo que nos hace sentir la paz y
el amor. Si tú rechazas sentir la rabia y el dolor de una pérdida, no
estarás en condiciones de sentir cualquier otra cosa hasta que esa parte
que hay en ti que los rechaza se restablezca.
En
el pasado, quizá negábamos el dolor que nos producía una pérdida
(trabajando horas extra, tomando drogas -entre ellas el tabaco y el
alcohol-, realizando otras actividades que crearan adicción, o mediante
la fuerza de voluntad pura y simple -"¡No pienso volver a sentirme
triste por esto nunca más!"-). Si todo eso es cierto, lo más probable es
que las zonas que antaño sufrieron alguna pérdida todavía no se hayan
recobrado.
Cuando
te abres a un mayor aprendizaje acerca de ti mismo, en todas esas zonas
se produce un "deshielo", y todos los sentimientos de tristeza, miedo y
rabia afloran a la superficie. Si eso pasa, quiérete lo suficiente como
para vivir el proceso de curación que en el pasado no te permitiste
tener.
No
hace falta que sepas en qué consistió la pérdida (lo más probable es
que sea una combinación de varias pérdidas a lo largo de muchos años),
basta con que en esta ocasión te dejes curarte a ti mismo. En otras
palabras, no te interpongas en tu propio camino. Siéntete mal si quieres
sentirte mal. Siente el regocijo también. La curación se está
produciendo. Una parte de ti que hasta ahora era inservible está siendo
reclamada para que en el futuro pueda vivir la alegría.
A
veces una pérdida sin importancia puede desencadenar el dolor de una
pérdida anterior que todavía no se ha sanado. Te puedes preguntar, por
ejemplo, "¿por qué me ha trastornado tanto el rechazo de esa persona?
Pero si acababa de conocerla". A lo mejor todo consiste en que la
curación de una vieja amistad que perdiste (alguna que significó mucho
para ti) está teniendo lugar.
BUEN PROVECHO!!!
QUE TU DIA MARTES SEA MARAVILLOSO Y NO OLVIDEMOS SONREIR!!!
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