Del salmo 70
R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza,
que no quede yo jamás defraudado.
Tú, que eres justo, ayúdame
y defiéndeme; escucha mi oración
y ponme a salvo. R.
Sé para mí un refugio, ciudad fortificada
en que me salves.
Y pues eres mi auxilio y mi defensa,
líbrame, Señor, de los malvados. R.
Señor, tú eres mi esperanza;
desde mi juventud en ti confío.
Desde que estaba en el seno
de mi madre, yo me apoyaba
en ti y tú me sostenías. R.
Yo proclamaré siempre tu justicia
y a todas horas, tu misericordia.
Me enseñaste a alabarte desde niño
y seguir alabándote es mi orgullo. R.