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De: enri pas (Mensaje original) |
Enviado: 30/04/2019 19:15 |


Enclaustrado en el dolor, En penitencia por tu adios; Desterrado de tu eden, Entre tinieblas de terror.
Soy un hijo de la noche, Ya no hay luz sin ti; Y es que sin ti, Estoy muriéndome de amor.
Entre la obscuridad, Se escapará la paz, Cuando oigas Mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento; A media noche así, Me acordaré de ti, Desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
Y es que estoy muriéndome de amor Padeciendo por tu cruel traición.
Siento como se me va, El alma de mi humanidad; Entre lunas llenas soy, El rey de la desilusión.
Y se ríe a carcajadas, Tu promesa en mi; Y con la sombra de tu cuerpo, He de morir.
Entre la obscuridad, Se escapará la paz, Cuando oigas Mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento; A media noche así, Me acordaré de ti, Desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
Y es que estoy muriéndome de amor, Padeciendo por tu cruel traición.
Entre la obscuridad, Se escapará la paz, Cuando oigas Mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento; A media noche así, Me acordaré de ti, Desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
Entre la obscuridad, Se escapará la paz, Cuando oigas Mi quejido, aullido, grito, llanto, libre al viento; A media noche así, Me acordaré de ti, Desde el cementerio de los vivos que mueren por dentro
A/d

FONDO BY ENRIC_PAS
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De: nania2 |
Enviado: 01/05/2019 09:11 |
Cada mañana ves en el espejo tus propios ojos, pero apenas miras los puntos luminosos enclavados en la diafanidad de tus retinas; destello y transparencia, y al fondo el mare mágnum de ti misma. El espejo nos miente, por omisión al menos; en la tibia réplica del cristal hay dimensiones, rasgos, contornos, líneas, que bordan la membrana perceptible al que no sabe ver, y sólo mira. Yo te he mirado a veces en tu espejo, y he visto a la mujer de cartulina, o de pintura al óleo, que colgamos en la pared, fachada un tanto ambigua, que dice sin decir, pálido adorno, más que llama, ceniza. Al mirarte de frente, taladros en mis ojos simplifican la acción de conocerte, y apareces desnuda, cristalina, como eres en el fondo, sin falsificaciones, sin enigmas. No renuncio a la otra, la que se superpone, la precisa, la tangible, color y movimiento, la que susurra o grita. Pero la quiero en la solemne ofrenda en que ambas se equilibran. Debo ser vagabundo de tu carne, y de tus más privadas galerías; No es tu retrato sólo mi objetivo, es la mujer completa, la genuina
Francisco Álvarez
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