A veces en las
familias se siente una atmósfera de resentimiento inconsciente y tensión
acumulada. También están expuestos a muchas escenas de violencia en los
medios de comunicación o la viven en cualquier momento. Todas estas
emociones pueden hacen sentir a los miembros de la familia vulnerables y
logran que reaccionen o de manera violenta o aislándose, para evitar
cualquier enfrentamiento aunque sea amistoso.
Lo importante es
enseñar cómo resolver los conflictos y diferenciar las situaciones. Un
dialogo constructivo es siempre más efectivo que cualquier
enfrentamiento.
El estrés y el
cansancio aumentan la irritabilidad. Responder positivamente al estrés
es controlar los sentimientos de impaciencia, insatisfacción, ansiedad e
irritación en los momentos tensos, para evitar que se acumulen y
exploten de peor forma.
También es bueno
canalizar estos sentimientos con actividades que derrochen energía, así
se calma y retoma el control de la situación.
Sea modelo en control de sentimientos, no los niegue, reconozca los errores y ofrezca disculpas en caso de ser necesario.
Lo mismo en
cuanto a sus problemas, evite discutir frente a su gente y aclare que
hay diferencias, pero que se van a resolver de la mejor forma para
todos. Esto enseña a valorar en relaciones futuras el diálogo, la
crítica constructiva, el compromiso y la tolerancia.
Sea creativo en
el control de la rabia o el mal genio, generalmente es más fácil
descargarse con las personas más cercanas, que son la familia y recuerde
que un ambiente sano y tranquilo permite que los niños también lo creen
con sus futuras familias.
"Enseñe a
las personas a expresar sentimientos negativos, sin perjudicar al os
demás, con palabras, evitando las acciones violentas, cree reglas para
canalizar estas expresiones, hágales preguntas que le ayuden a ordenar
sus sentimientos y descubrir vías para canalizarlos."
JUANITA