LA CITA
“Sólo quería entender”
La revista estaba sobre la
mesa. Parecía que la mujer de la portada lo miraba. A ratos levantaba
los ojos como para ver si seguía ahí. Después de tres personas le
tocaría a él. Había esperado mucho ese día.
La señora que acababa de
entrar tenía cara de oveja. Esos rizos del pelo con ese color casi
blanco. Seguramente sería suave como una almohada, igual que una oveja
bien comida. Como los otros, posiblemente, se deja llevar sin decir
nada, siguiendo siempre al rebaño. Ahora se sienta feliz. Pobrecita.
El hombre sentado en la
esquina no ha pasado de página desde que llegué. Parece que no duerme
bien, podría ser que fuma mucho. Está flaco, tiene los dedos manchados y
no ha dejado de moverlos. Cada vez que puede le mira las piernas a la
chiquilla de la minifalda negra. Y no se pierde ni una sola vez cuando
las cruza.
Estoy seguro de que le gusta mirar a la gente, no sólo a las mujeres.
El timbre del teléfono lo hizo mirar a la secretaria.
Impecablemente arreglada, su pelo parecía pegado, no se le movía ni una sola hebra. Qué perfección. Terrible.
La persona que estaba adentro salía con una sonrisa radiante.
En ese momento la claridad
de la pieza pareció debilitarse. Las personas estaban petrificadas. Era
como si todo se detuviera en el tiempo. Y él ahí, sentado en un mundo
sin vida. Creado por él. Pero ese era el mundo del que quería escapar.
Al fondo vio una puerta
que se abría suavemente. Pero no era claro lo que veía. Miró a su
alrededor con el pulso acelerado. Tenía las manos temblorosas y
apretadas. De pronto no hubo nadie más. La puerta se abrió por completo.
El señor con el mandil blanco le sonreía amablemente mientras lo
invitaba a pasar.
La voz de la secretaria le
repitió varias veces que pasara. Miró al hombre, no estaba, ni la
mujer, ni nadie. Sólo él. Era su turno. Tendría que entrar. Y explicarle
a un extraño lo que le sucedía. Tan extraño como las otras personas de
aquel mundo que no parecía ser el suyo.
No, no lo haría. Entonces se darían cuenta de que era diferente. Y eso, de pronto, le dio miedo.