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General: LECTURAS DEL MARTES
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: MachiV  (Mensaje original) Enviado: 04/11/2019 18:07

Martes, 4 de Noviembre, 2019:


Martes de la decimoséptima semana del Tiempo Ordinario 

Calendario ordinario

San Pedro Crisólogo

- San Rufino de Asís -

Libro del Exodo 33,7-11.34,5b-9.28.

Moisés tomó la Carpa. la instaló fuera del campamento, a una cierta distancia, y la llamó Carpa del Encuentro. Así, todo el que tenía que consultar al Señor debía dirigirse a la Carpa del Encuentro, que estaba fuera del campamento. 
Siempre que Moisés se dirigía hacia la Carpa, todo el pueblo se levantaba, se apostaba a la entrada de su propia carpa y seguía con la mirada a Moisés hasta que él entraba en ella. 
Cuando Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la Carpa del Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés. 
Al ver la columna de nube, todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se postraba a la entrada de su propia carpa. 
El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué - hijo de Nun, su joven ayudante - no se apartaba del interior de la Carpa. 
El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el nombre del Señor. 
El Señor pasó delante de él y exclamó: "El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad. 
El mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación." 
Moisés cayó de rodillas y se postró, 
diciendo: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia". 
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez Mandamientos.

Salmo 103(102),6-7.8-9.10-11.12-13.

El Señor hace obras de justicia 
y otorga el derecho a los oprimidos; 
él mostró sus caminos a Moisés 
y sus proezas al pueblo de Israel. 

El Señor es bondadoso y compasivo, 
lento para enojarse y de gran misericordia; 
No acusa de manera inapelable 
ni guarda rencor eternamente; 

no nos trata según nuestros pecados 
ni nos paga conforme a nuestras culpas. 
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, 
así de inmenso es su amor por los que lo temen; 

cuanto dista el oriente del occidente, 
así aparta de nosotros nuestros pecados. 
Como un padre cariñoso con sus hijos, 
así es cariñoso el Señor con sus fieles;

Evangelio según San Mateo 13,36-43.

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". 
El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, 
y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. 
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. 
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, 
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. 
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

 

 



Catecismo de la Iglesia Católica 

§ 760-769

“El mundo fue creado en vistas a la Iglesia”, decían los cristianos de los primeros tiempos. (Hermas) Dios creó al mundo en vistas a la comunión de vida con él, comunión que se realiza por la convocación de los hombres en Cristo y esta “convocación” (ecclesia) es la Iglesia. La Iglesia es el fin de toda cosa, y las vicisitudes dolorosas, como la caída de los ángeles y el pecado del hombre, los permitió Dios como ocasión y medio para desplegar toda la fuerza de su brazo (Lc 1,51) toda la medida de amor que quería entregar al mundo: “Lo mismo que la voluntad de Dios es un acto y esta voluntad se llama “mundo”, así su intención es la salvación de los hombres, y ésta se llama Iglesia” (Clemente de Alejandría).

En el mismo instante en que el hombre comete el pecado que destruye la comunión del hombre con Dios y entre ellos mismos, empieza la convocación del pueblo de Dios: la convocación de la Iglesia es, para decirlo de alguna manera, la reacción de Dios al caos provocado por el pecado. Esta reunificación se realiza secretamente en el seno de todos los pueblos. “En cualquier nación, el que respeta a Dios y obra rectamente le es grato.” (Hch 10,35) La convocación remota del pueblo de Dios empieza con la vocación de Abrahán al que Dios promete que será padre de una multitud de pueblos (Gn 12,2) La preparación inmediata comienza con la elección de Israel como pueblo de Dios (Ex 19,5). Por su elección, Israel debe ser el signo de la convocación futura de todas las naciones. (Is 2,2)...

Compete al Hijo realizar en la plenitud del tiempo el plan de salvación de su padre. Este es el motivo de su misión... Cristo inaugura el reino de los cielos en la tierra. La Iglesia “es el reino de Cristo misteriosamente presente ya ahora” (Vaticano II, LG3)... “La Iglesia...llegará a su consumación al final del los tiempos.” (cf LG 48) cuando el retorno de Cristo glorioso... La Iglesia espera ansiosa esta venida del reino en plenitud. Esta consumación gloriosa de la Iglesia, y a través de ella, la del mundo, no se realizará sin grandes pruebas. Sólo así “todos los justos, desde Adán, desde Abel, el justo, hasta el último elegido se encontrarán reunidos en la Iglesia universal junto al Padre” (LG 2).

  

♥ Alex & Odris ♥®

COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,


MACHI V




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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 05/11/2019 06:50
 

Palabra del Señor.     Gloria a ti, Señor Jesús.



 
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