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General: LECTURAS DEL DOMINGO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: MachiV  (Mensaje original) Enviado: 10/11/2019 18:16

Domingo, 10 de Noviembre, 2019: 
Tiempo Ordinario 
Calendario ordinario

 

San Juan María Vianney

- Beato Enrique Ángel Angelelli Carletti -

 

Libro de Eclesiastés 1,2.2,21-23.

¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! 
Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia. 
¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? 
Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad.

Salmo 90(89),3-4.5-6.12-13.14.17ab.

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, 
con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”. 
Porque mil años son ante tus ojos 
como el día de ayer, que ya pasó, 
como una vigilia de la noche. 
Tú los arrebatas, y son como un sueño, 

como la hierba que brota de mañana: 
por la mañana brota y florece, 
y por la tarde se seca y se marchita. 
Enséñanos a calcular nuestros años, 
para que nuestro corazón alcance la sabiduría. 
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? 

Ten compasión de tus servidores. 
Sácianos en seguida con tu amor, 
y cantaremos felices toda nuestra vida. 
Que descienda hasta nosotros 
la bondad del Señor; 
que el Señor, nuestro Dios, 

haga prosperar la obra de nuestras manos.

Carta de San Pablo a los Colosenses 3,1-5.9-11.

Hermanos: 
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. 
Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. 
Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. 
Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria. 
Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. 
Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras 
y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. 
Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.

Evangelio según San Lucas 12,13-21.

En aquel tiempo: 
Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". 
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". 
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". 
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, 
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. 
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, 
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. 
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. 
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

 

San Basilio (c. 330-379) 
monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia 
Homilía 31; PG 31, 261

«¿Qué voy a hacer? ¡Construiré graneros más grandes!» ¿Por qué habían producido tanto las tierras de este hombre que no iba a hacer más que un mal uso de sus riquezas? Para que se manifiesta con mayor esplendor la inmensa bondad de Dios que da su gracia a todos, «porque hace caer la lluvia sobre justos e injustos, hace salir el sol tanto sobre los malvados como sobre los buenos» (Mt 5,45)... Los beneficios de Dios para este hombre rico eran: una tierra fecunda, un clima templado, abundantes semillas, bueyes para labrar, y todo lo que asegura la prosperidad. Y él ¿qué le devolvía? Un mal humor, misantropía y egoísmo. Es así como agradecía a su bienhechor.

Olvidaba que todos pertenecemos a la misma naturaleza humana; no pensó que era necesario distribuir lo superfluo a los pobres; no tuvo en cuenta ninguno de los preceptos divinos: «No niegues un favor a quien es debido, si en tu mano está el hacérselo» (Pr 3, 27), «la piedad y la lealtad no te abandonen» (3,3), «parte tu pan con el hambriento» (Is 58,7). Todos los profetas y los sabios le proclamaban estos preceptos, pero él se hacía el sordo. Sus graneros estaban a punto de romperse por demasiado estrechos para el trigo que metía, pero su corazón no estaba saciado... No quería despojarse de nada aunque no llegara a poder guardar todo lo que poseía. Este problema le angustiaba: «¿Qué haré?» se repetía. ¿Quién no tendría lástima de un hombre tan obsesionado? La abundancia le hace desdichado... se lamenta igual como los indigentes: «¿Qué haré? ¿Cómo voy a alimentarme, vestirme?»...

Considera, hombre, quien te ha colmado de estos dones. Reflexiona un poco sobre ti mismo: ¿Quién eres? ¿Qué es lo que se te ha confiado? ¿De quién has recibido esta carga? ¿Por qué has sido escogido tú? Eres el servidor del Dios bueno; estas encargado de tus compañeros de servicio...  «¿Qué haré?» La respuesta era muy sencilla: «Saciaré a los hambrientos, invitaré a los pobres... Todos los que no tenéis pan, venid a llenaros de los dones que Dios me ha concedido y que fluyen como de una fuente».

 

 

♥ Alex & Odris ♥®


COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,


MACHI V



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: karmyna Enviado: 11/11/2019 00:52
 

Palabra del Señor.     Gloria a ti, Señor Jesús.



 
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