LA CASA EMBRUJADA
Hace
algún tiempo, en un paseo que hice a los bosques de la ciudad de
México, íbamos por la carretera, cuando de pronto el auto en el que
viajábamos mi prima Angela y yo, se paró sin razón, lo habíamos
alquilado y nos habían asegurado que todo estaba bien, por lo que
decidimos bajar del auto y pedir ayuda, ya como mujeres inexpertas que
éramos en mecánica, ni siquiera lo intentamos arreglar, teníamos miedo
de estropearlo más de lo que ya estaba.
Nos colocamos las dos en
el arcén de la carretera esperando que algún auto pasara y nos ayudara,
era alrededor de las cinco de la tarde, y como era en el mes de
noviembre ya empezaba a oscurecer, empezamos a sentir miedo e
inseguridad, nosotras en plena carretera y solas.
Pero nuestra
suerte cambió en pocos minutos y mi amiga Angela logró detener un auto,
era un joven muy guapo, nos preguntó que pasaba y nosotros no supimos
explicarle exactamente el problema que tenía el auto, el joven levantó
el capó y miró si el auto tenía algún desperfecto, pero como ya
oscurecía y no teníamos ninguna linterna el joven nos sugirió:
-
Miren, vivo cerca de aquí, en una pequeña casa, muy humilde, vivo con
mis abuelos, pero con todo gusto les ofrezco mi casa y mañana bien
temprano vamos al pueblo mas cercano y buscamos ayuda, y si no es algo
grave hasta yo les puedo ayudar sin ningún compromiso..¿que dicen?
Angela y yo nos miramos y pensando que era peor quedarnos solas en la carretera, aceptamos la propuesta del joven.
Ocultamos
el auto entre unos árboles y nos dirigimos bosque adentro hacia el
hogar del joven, efectivamente no se encontraba lejos de la carretera,
cuando entramos a la casa, estaban una linda pareja de ancianitos
sentados en unas mecedoras de madera, muy callados, la abuela sólo nos
sonrió, nosotras contestamos el saludo y el joven inmediatamente nos
llevó a lo que sería nuestro cuarto.
Al llegar la noche, Angela y
yo no podíamos dormir de tantos ruidos que escuchábamos, decidimos
salir para ver que pasaba, y vimos que el cuarto del joven tenía la luz
encendida, y escuchábamos como se aclamaba desesperadamente a Dios
pidiendo repetidas veces perdón...pero no sabíamos por qué, Angela se acercó al barandal de la escalera y me dijo:
- ¡Mira!...
Estaban
bajo nosotras las dos mecedoras que se movían como si algo o alguien
estuviera sentado ahí, meciéndose, no había viento ni nada que las
moviera, las dos nos miramos asustadas y corrimos a nuestra habitación
para encerrarnos, cuando amaneció ninguna de las dos había podido
dormir. Cuando salimos de la habitación había un silencio sepulcral, que
hasta daba miedo, estábamos tan asustadas que decidimos salir de de la
casa y buscar el auto, al fin de cuentas no caminaríamos mucho.
Cuando
llegamos al auto, cual seria la sorpresa, que arrancó a la primera, sin
ningún fallo y logramos irnos de ese misterioso lugar el cual nos
causaba miedo.
Llegamos a un restaurante del primer pueblo que
encontramos, teníamos mucha hambre, un policía que se encontraba sentado
cerca de nosotras nos preguntó:
- ¿Es de ustedes ese auto que esta afuera? - Si.- le respondimos.- ¿Por qué oficial?. - Me pareció haberlo visto en la orilla de la carretera. _ Ah si, lo que pasa es que nos quedamos en una casa que esta cerca del lugar, ya que nuestro auto se paró y no podíamos arrancarlo. _¿Donde dicen que se quedaron? _ En una casa que esta cerca de allí. _ La única casa que está cerca de allí es la de los Sres. Sánchez. - ¿Unos que viven con un joven? - Dirán, vivían, hace tiempo que murieron los abuelos, al parecer cuentan que el joven los mató y después se suicidó. Se encontraron los cuerpos de los abuelos sin vida sentados en sus sillas y el joven colgado de su cuarto. -
No puede ser oficial, tal vez sea otra familia la que usted nos dice,
porque nosotras estuvimos en esa casa, y ahí estaban los abuelos y el
joven, la abuela hasta nos sonrió y el joven nos prestó una habitación. -
Pues quien sabe muchachas, tal vez esté equivocado, puede ser alguna
otra cabaña del lugar que yo no conozca, pero no lo creo, este pueblo es
muy chico y vivo aquí desde que nací, y créanme, según yo, la única
casa separada del bosque es esa, pero para salir de dudas, ¿por qué no vamos al lugar donde dicen ustedes que se quedaron a pasar la noche?.
Decidimos
llevar al oficial a la casa, tal vez porque queríamos escuchar de sus
palabras, que efectivamente, se había equivocado y nosotras nos
quedaríamos tranquilas.
Pero cuando llegamos al lugar, el oficial
afirmó que realmente era la casa de los abuelos asesinados y del joven
que se había suicidado. Nosotros le creímos porque la casa ya no estaba
igual, cuando entramos, era una casa totalmente abandonada, sin techo,
con telarañas, ahí estaban las dos sillas solas y del techo de la
habitación del joven, aun colgaba la cuerda con la que había sido
ahorcado.
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