¿Conoces
la misión energética de los perros? Los canes siempre se han
considerado los mejores amigos de los seres humanos, pero no todo el
mundo sabe que estos amigos de cuatro patas también juegan un papel
energético importante como protectores de aquellos que los cuidan. Es
una especie de misión especial, ya que, de hecho, son terapeutas
emocionales: si nos ven tristes, siempre están dispuestos a lamernos la
cara y a recuperar nuestro buen humor. Sus movimientos simples generan
ondas vibratorias que armonizan el ambiente y envían señales de amor.
La
misión de los perros puede ser individual o colectiva. De hecho, muchos
de ellos hacen un trabajo específico que puede envolver a todo un grupo
de personas y/o familias. Por ejemplo, su vibración amorosa se está
comenzando a utilizar en terapias de grupo para elevar la
energía de los pacientes, especialmente niños que están pasando por
momentos difíciles de salud tanto emocional como física.

El
simple movimiento de la cola de un perro puede hacer sonreír a
cualquier persona… Esto ayuda a aumentar su vibración, lo que resulta un
factor muy importante para la recuperación o estabilidad de un
paciente.
Misión energética de los perros:
A veces la misión de estos ángeles puede ser muy peculiar, sobre todo en los casos en que la conexión amorosa se
hace tan fuerte, que cuando llega el fin de la vida de su dueño,
sienten que su función ha terminado y se dejan morir, porque ya no
tienen un sentido para ésta vida.
Nuestros
amigos de cuatro patas son protectores de la energía: absorberán de
nosotros y de nuestros espacios las vibraciones que no están en
equilibrio; luego se purificarán con la ayuda del agua, las plantas y
otros elementos naturales. Para ayudarles a limpiar estas energías,
simplemente tenemos que darles mucho afecto.
Otro aspecto importante es su extrema sensibilidad,
ya que están ligados a vibraciones muy altas de amor, lo que les
facilita percibir y observar más de lo que podemos imaginar. Tienen una
sensibilidad auditiva impresionante, sin mencionar su sentido del olfato
y de la vista, lo que les permite ver otras dimensiones o niveles de
conciencia que nosotros apenas percibimos.
Los
perros son los maestros del amor incondicional por excelencia. Son
fieles, nunca olvidan saludarnos o mover la cola cuando nos vuelven a
ver. A cambio, estos ángeles de cuatro patas sólo piden una cosa: amor
(y algo de buena comida y agua).
Los perros nos escogen a nosotros, y no al contrario:
Se
dice que el alma de algún ser querido de vidas pasadas, puede
reencarnar en una mascota con el único fin y propósito de acompañarnos
en éste camino brindándonos amor.
Así
como las personas con amnesia no recuerdan a aquellos que estaban en
sus vidas antes del olvido, tampoco nosotros recordamos a las almas que
estaban con nosotros antes de que naciéramos. Sin embargo, ellas vienen a
nuestro lado de alguna manera y expresan su gran amor por nosotros,
recordándonos diariamente que todos somos amor, y merecemos ser amados y
dignos de amor.
Cuando
elegimos tomar forma humana en el plano físico, nuestra intención
primordial es aprender a dar y recibir amor. Seleccionamos la Tierra
como la escuela en la que aprenderemos esta lección, porque aquí hay
grandes maestros del Amor (llamamos perros, pájaros, gatos, caballos,
etc).
El Amor con cualquier otro nombre sigue siendo Amor.
Los perros son maestros sanadores:
Las
mascotas siempre traen sanación. De hecho, nuestros compañeros animales
son maestros sanadores, en parte porque encarnan el amor en una forma
totalmente inofensiva, y la clara ausencia de amenaza crea en nosotros
la voluntad de recibir dicha sanación.
No hay mayor poder sanador en el Universo que el del amor incondicional.
Sin
embargo, más allá del amor incondicional, las mascotas sanan
transmutando energías. Incluso cuando nos sentimos débiles e
insignificantes, nuestras mascotas siguen acudiendo a nosotros para que
les prestemos atención y nos recuerdan que somos lo suficientemente
fuertes, tanto, que somos capaces de cuidar de ellos.
Incluso
cuando estamos enredados en la ira o la culpa, ellos se sientan
alegremente a nuestro lado, irradiando satisfacción y paz alrededor de
nosotros. Cuando sentimos vergüenza, culpabilidad o indignidad, ellos
nos miran y sólo ven la perfección.

Nuestras
mascotas nos ven como luz, la luz de la que literalmente estamos
hechos, la luz que sabíamos que éramos antes de nacer. Cuando perdemos
de vista nuestra magnificencia, ellos nos lo recuerdan.
Cada perro tiene sus características únicas.
Cuando
un determinado espíritu canino ha entrado en tu vida, es importante que
prestes mucha atención a sus cualidades particulares. Esto se debe a
que el espíritu de tu perro viene a compartir las cualidades que posee
según tus necesidades.
Tener un perro es tener el sello viviente de amistad,
sociabilidad, generosidad, lealtad y comunicación con los demás. Donde
hay un perro, hay un grupo de personas unidas en alta vibración.
Haciéndonos conscientes de nuestros variantes estados emocionales,
podemos dar fé de lo que aporta un perro en nuestro campo energético.
Se
ha demostrado científicamente que al acariciar a un perro logra
disminuir los niveles de la hormonas del estrés, se regula la
respiración y la presión arterial se equilibra. Esto genera un aumento
en la producción de la oxitocina (hormona de la felicidad) asociada a la
vibración del amor tanto en el perro como en el humano. ¿Hemos olvidado
acaso nuestro poder de concienciarnos de nuestros estados emocionales y
de nuestro campo energético?
Nuestros guardianes caninos.
Los
perros son los guardianes de nuestro mundo psíquico, siendo también
guías espirituales en los viajes astrales. Ellos son tan sensibles a las
percepciones más allá de lo físico, que son capaces de detectar cuando
la muerte asecha el hogar. Simplemente pueden percibir con antelación
algo tan inevitable y natural como lo es la muerte.
Recuerda
la misión energética de tu perro, y cuando un perro te escoja como
dueño, déjate llevar y no pongas resistencia. Tu espíritu sabe y lo
reconoce!