Ven sobre mí
Si, muertos los jardines, te asomaras por los agrietamientos en el muro, recobraría su color más puro cada devastación que contemplaras.
Y si al pie de los álamos hallaras mirlos y alondras que desmán oscuro cortó las alas, por gentil conjuro de tu tacto y tu voz las renovaras.
Mira que soy mujer atribulada, vida marchita y alma desalada, aspirando al prodigio de tu abrazo.
Ven sobre mí, amado, blando oleaje suave alborada, brisa en el ramaje, y adormézcame el sol en tu regazo.
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