PERDIDA
Cuando un creyente muere, pasa en seguida a
la presencia del Señor.
Para el creyente, por lo tanto, la muerte es en
realidad ganancia, y no pérdida.
Pero para los que quedamos atrás, la muete de
un ser querido es a menudo una gran pérdida.
Los viudos y viudas, padres e hijos, hermanos y
hermanas, conocidos y amigos. Pueden alegrarse
de la bendición que un ser querido ha obtenido,
Pero a menudo se ven agobiados por el
sentimiento de su propia y profunda pérdida?
¿Está bien concentrarse tanto en nuestros
propios sentimientos de pérdida?
Quizás no, pero Dios entiende lo Hondo de
nuestro sentir. Y promete estar cerca, a nuestro
lado acompañando nuestra pena.
Dios nunca nos dejará solos.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,