El Papa Francisco destacó durante la Audiencia General de este miércoles que “el verdadero equilibrio interior surge de la paz de Cristo” y advirtió que frecuentemente el significado de la palabra paz, puede “ser mal entendida o trivializada”.
“El verdadero Shalom y el verdadero equilibrio interior surgen de la paz de Cristo, que proviene de su Cruz y genera una nueva humanidad, encarnada en una infinita lista de santos y santas, inventivos, creativos, que han ideado nuevas formas de amar. Esta vida como hijos de Dios, que por la sangre de Cristo buscan y encuentran a sus hermanos, es la verdadera felicidad”, dijo el Papa durante su catequesis semanal de este 15 de abril.
Al reflexionar en la séptima bienaventuranza relatada en el Evangelio de San Mateo (Mt 5,9) que dice: “dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” el Pontífice explicó que para entender esta afirmación en la que se habla de quienes “trabajan por la paz” es necesario aclarar en qué consiste la paz verdadera.
En esta línea, el Papa confió que le alegra abordar esta cuestión “inmediatamente después de Pascua, porque la paz de Cristo es el fruto de su muerte y Resurrección” y añadió que “para comprender esta dicha, uno debe explicar el significado de la palabra paz”.
Dos diferentes ideas de paz
“Debemos orientarnos entre dos ideas de paz: la primera es la bíblica, donde aparece la bellísima palabra Shalom, que expresa abundancia, prosperidad, bienestar. Cuando en hebreo se desea Shalom, se desea una vida bella, plena y próspera, conducida bajo la verdad y la justicia, que se cumplirá en el Mesías, Príncipe de paz”.
En segundo lugar, está el otro sentido, más extendido, por el cual la palabra “paz” se entiende como “una especie de tranquilidad interior; ésta es una idea moderna, psicológica y más subjetiva. Se piensa generalmente que la paz es tranquilidad, armonía, equilibrio interior” y añadió que “este segundo significado es incompleto y no puede ser absolutizado, porque la inquietud en la vida puede ser un momento importante de crecimiento, mientras que puede ocurrir que la tranquilidad interior corresponda a una ‘conciencia domesticada’ y no a una verdadera redención espiritual”.
“Muchas veces el Señor debe ser un ‘signo de contradicción’ sacudiendo nuestras falsas certezas, para llevarnos a la salvación”, describió el Papa quien invitó también a recordar que “el Señor entiende que su paz es diferente de la humana, cuando dice: ‘Les dejo la paz, les doy mi paz. No como la da el mundo, yo se las doy’ del Evangelio de San Juan (Jn 14,27)”.
“Preguntémonos: ¿cómo da paz el mundo? Si pensamos en los conflictos bélicos, las guerras normalmente terminan de dos maneras: con la derrota de una de las dos partes o con tratados de paz. Solo podemos esperar y rezar para que siempre se tome esta segunda vía; sin embargo, debemos considerar que la historia es una serie infinita de tratados de paz negados por guerras sucesivas o por la metamorfosis de esas mismas guerras de otras maneras o en otros lugares”, expresó.
De este modo, el Papa reiteró que en la actualidad existe “una guerra en pedazos” que se lleva a cabo “en múltiples escenarios y de diferentes maneras. Al menos debemos sospechar que, en el contexto de una globalización construida sobre todo por intereses económicos, la ‘paz’ de algunos corresponda a la ‘guerra’ de otros. ¡Esta no es la paz de Cristo!”.
Por ello, Francisco cuestionó “¿cómo ‘da’ su paz el Señor Jesús?” y citó la Carta de San Pablo a los Efesios (Ef 2,14) en que el apóstol describe que “la paz de Cristo es ‘hacer de dos, uno solo’ eliminar la enemistad y reconciliarse. Y la forma de lograr este trabajo de paz es su cuerpo. De hecho, reconcilia todas las cosas y pone paz con la sangre de su cruz”.
En este sentido, el Santo Padre preguntó “¿quiénes son los que trabajan por la paz?” y concluyó que esta séptima bienaventuranza “es la más activa, explícitamente operativa; la expresión verbal es análoga a la utilizada en el primer versículo de la Biblia para la creación e indica iniciativa y laboriosidad”.
“El amor es, por naturaleza, creativo y busca la reconciliación a toda costa. Son llamados hijos de Dios los que han aprendido el arte de la paz y lo ejercitan, y saben que no hay reconciliación sin el don de la vida, y que siempre se debe buscar la paz. ¡En todo momento! Este no es un trabajo autónomo que es el fruto de las propias habilidades, es una manifestación de la gracia recibida de Cristo, quien nos hizo hijos de Dios”, dijo.
Finalmente, el Papa Francisco animó a “colaborar con Dios en la tarea de construir la paz, en cada momento y lugar, comenzando por aquellas situaciones que viven y con las personas que tienen alrededor; de manera particular, en estos momentos que estamos viviendo a causa de la pandemia, para que, con un gesto concreto de bien, puedan llevar la ternura, la alegría y la paz de Cristo Resucitado”.
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