MALDITA ENFERMEDAD
A veces nos ponemos a reflexionar,
en la antesala de nuestra vida.
Nunca se sabe si se hacemos bien o mal,
pero los resultados en ocasiones,
nos pueden dañar hasta la vida.
Aunque sin esforzarnos, llegamos a tomar cariño
y a querer como sangre de nuestra sangre
a personas y amigos que deseamos,
formen parte de nuestro día a día.
Nos pueden ayudar, y hacerlo nosotros también
pero un día, nos damos cuenta con temor,
de su egoísmo, y una posesión oculta en ellos,
y sin saberlo, va minando nuestra mente
y, sin ser conscientes de su propia enfermedad
sin desagravios ni resentimientos por nuestra parte,
nos vemos obligados a sanar nuestra mente
que de seguir así, puede enfermar.
Somos conscientes de que duele el separar
una amistad preciosa que en sus días, adjudicaba dignidad,
y …que pena tan grande es, tener que dejar
a personas que has querido tanto,
y que sin ellos comprender tu situación,
el egoísmo vuelve a ellos siendo capaces,
de acusarte con desagravios que jamás existieron,
haciéndote sentirte mal hasta estremecer de dolor.
Escuchando sus lamentos, sus enfermedades,
sus días de tristeza, sus ilusiones frustradas
aquellas que hasta hoy, oíamos con paciencia y cariño
hasta que llega un día que los ánimos nuestros
nos van arrollando, con nervios interiores,
hasta el propio desvanecimiento.
El agobio acompaña la situación,
entrando en el trance de la desesperación,
porque a nosotros no os escuchan, no nos !oyen!,
solo quiere que se le oiga, que se les ayude,!,
sin tener en cuenta nuestro sentir y es entonces que,
por no querer dañar, a esa persona querida,
vamos buscando soluciones positivas para nosotros
ni ánimos de hacer daño y sin ninguna frustración.
Se puede escuchar horas y horas, callando,
para poder ayudar a superar el dolor de aquella voz quebrada
por la congoja de su enfermedad sin limitaciones;
y se nos acongoja el alma al tener que renunciar
porque nuestro esfuerzo a sido y es inútil porque,
sus problemas van aumentando cada día, un poco más
... no comprenden ni entienden, que de todo sacan
conclusiones equivocadas, y van de víctimas,
apoyadas por su enfermedad que, ronroneando en voz baja,
van consiguiendo todo lo que su mente les ordena
sin percatarse, de que las personas de su entorno,
no sabemos como hacer frente a un problema,
que con mucha tristeza, nos quema el alma.
El orden de la comprensión y del entendimiento
se aleja de sus mentes al sentirse rechazados a la fuerza,
y saben, que nuestro cariño hacia ellos sigue siendo intacto
porque, no es el deseo de nadie hacerles daño.
Nuestra salud tiene un límite porque es cuando,
llega la depresión, la tristeza de lo inacabable pero...
¿ cómo hacerles entender que a nosotros
su enfermedad nos va martirizando?
Solo deseamos su bien, y de las personas
que están a su alrededor que ya,
sus ánimos de sufrimiento van aumentando
y la pena es, tener que sufrir en silencio, lejos,
con ellos, y no les quepa duda, que siempre a su lado estamos.
¡Maldita enfermedad!
JUANITA