-¿Qué quiere decir verdadero? -preguntó un día el Conejo-. ¿Significa tener ese zumbido en tu interior y una llave que sobresale?
-Verdadero no significa cómo estás hecho -dijo el Caballo Pellejo-. Es algo que te sucede. Si un niño te quiere durante mucho tiempo, y no te quiere sólo para jugar contigo, sino que te quiere de verdad, entonces te vuelves verdadero.
-Y ¿eso duele? -preguntó el Conejo-.
-A veces -respondió el Caballo Pellejo, ya que siempre decía la verdad-. Cuando eres verdadero no te importa que te hagan daño.
-¿Y sucede de golpe, como cuando te dan cuerda, o poco a poco?- preguntó-.
-No, no sucede de golpe -dijo el Caballo Pellejo-. Te vas convirtiendo en eso. Se tarda mucho tiempo. Por eso, a menudo no le sucede a los que se rompen fácilmente, a los que tienen los cantos muy afilados, o a los que necesitan muchos cuidados.
Generalmente, cuando llegas a ser verdadero, estás despeluchado, se te han despegado los ojos y tus articulaciones están sueltas y maltrechas. Pero todo esto no tiene importancia, porque cuando eres verdadero no puedes ser feo, excepto para los que no entienden nada...
Cuando eres verdadero no te puedes volver otra vez irreal.